Presente complicado
A pesar del tiempo transcurrido, barriadas como La Paz y Guillén Moreno siguen padeciendo problemas como la falta de formación y el desempleo
Actualizado: GuardarCádiz es una de las pocas capitales o la única que no cuenta con una zona marginal. El pequeño tamaño de la ciudad y la cercanía entre los barrios ha propiciado que ninguna quede aislada de la evolución natural de la urbe. Es cierto que antes no era así y que gracias al soterramiento del tren, allá por 2002, todo mejoró para convertirla en lo que es hoy en día.
Pero eso no significa que el crecimiento haya sido homogéneo. Una serie de características demográficas, sociales y urbanísticas diferencian aún a unos barrios de otros. El Observatorio de Inclusión Social ha llegado a la conclusión, tras estudiar la realidad de La Paz, Guillén Moreno, San Severiano, Trille, Cerro del Moro, Loreto y Puntales, de que un mayor número de vecinos están en riesgo de exclusión social o ya se encuentran en ella.
La falta de trabajo y los índices de analfabetización, unidos al desorden urbanístico son las causas principales. Entre un 7% y un 9% de la población de cada uno de los barrios analizados no sabe leer ni escribir. De los que sí saben, tan sólo el 25% de media posee el graduado escolar o equivalente. Además, la mayoría de las profesiones que ejercen o han ejercido los vecinos tienen relación con uno de los sectores más afectados por la crisis, la construcción y el metal. Estos dos elementos provocan que las posibilidades de mejora sean escasas. Sobre todo, si no se hace un trabajo directo en la zona en cuestión.
Desde las administraciones se apostó por una serie de proyectos urbanísticos en la zona -el hospital, Facultad de Medicina, Albergue Juvenil...- con el fin de generar un mayor crecimiento económico que provocase, entre otras cosas, que el vecindario tuviese nueves alicientes y que las próximas generaciones creciesen con nuevas posibilidades laborales. A día de hoy, todo se ha quedado en ilusiones, en planes paralizados que no avanzan, debido sobre todo a la falta de inversión de la Junta, y que, quince años después, dejan de nuevo las zonas abandonadas.