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Venezuela, ante una nueva etapa
El chavismo llega con ventaja a la cita con las urnas para elegir presidente por segunda vez en seis meses
LA HABANA. Actualizado: GuardarDos visiones opuestas de país llegan hoy a las urnas en Venezuela tras dos días de periodo de reflexión para elegir al sucesor de Hugo Chávez. Mientras el chavismo asume de la mano de Nicolás Maduro el reto de dar continuidad al movimiento y su Gobierno, la oposición liderada por Henrique Capriles acaricia la posibilidad de retomar el poder que les arrebató el fallecido presidente.
El futuro estará en manos de cerca de 19 millones de electores registrados. Hay siete opciones presidenciales pero en la práctica se reducen a dos: el modelo socialista bolivariano, cuyo programa ha sido el mismo que presentó Chávez para el 2013-2019 y con el que ganó los comicios del 7 de octubre, y la propuesta de Capriles, que promete mantener logros sociales pero representa al empresariado, la derecha y el pensamiento neoliberal que apuesta por las privatizaciones.
Los últimos sondeos acortan la distancia entre Capriles y Maduro, pero vaticinan el triunfo del aspirante gubernamental por entre 8 y 20 puntos. La oposición denuncia que la ventaja es fruto del «abusivo» uso de la maquinaria del Estado. Se quejan del papel del Consejo Nacional Electoral (CNE) por no poner coto a esa presencia omnipresente de Maduro y otros funcionarios al recordar al líder bolivariano e invitar a votar por 'El hijo de Chávez'. La misma fecha de las elecciones, 14 de abril, dio pie para que desde el día 11 los canales oficiales emitan programas en los que rememoran el décimo aniversario del golpe de Estado contra Chávez y muestran la peor cara de la oposición.
De todas formas, nadie pone en duda el sistema electoral en sí. Vicente Díaz, el único rector independiente del CNE lo calificó de «impecable», pero también criticó que la fugaz campaña -10 días- fue «poco democrática» por el desbalance de fuerzas: «Un ciudadano contra un Estado». La misión de Unasur, que integra el grupo de 170 observadores internacionales, también avaló el procedimiento.
El reto para el ganador será guiar al país petrolero, el principal en reservas de crudo del mundo, durante los próximos seis años. La coyuntura no es la mejor. La economía pasa por serias dificultades, con escasez de alimentos, apagones, inflación abultada y dos devaluaciones.
Tanto Maduro como Capriles, han prometido una subida salarial de en torno al 40%. Sin embargo, la medida beneficia apenas al 50% de los 13 millones de empleados, porque el resto trabaja en la economía informal y la sumergida. Según los analistas, su incidencia no sería de mucho impacto, salvo el de compensar la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados afectados por el aumento de la inflación.
Otro desafío para el próximo presidente será lidiar con el problema de la inseguridad. Según las previsiones le tocará resolverlo a Maduro. El director nacional de inteligencia de EE UU, James Clapper, dijo que «se espera que gane Maduro». Pero el diario 'The Washington Post' advirtió de que «podría lamentar» su victoria. Hasta La Habana llegan comentarios de que la oposición no permitirá que «el autobusero» termine su mandato.
Por su parte, Capriles, candidato de la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), va con gran confianza en el triunfo. Ha prometido acabar con la polarización social y devolver el progreso y la riqueza a los venezolanos. Busca que los chavistas del ala más suave sorprendidos por las declaraciones de Maduro respecto a que el alma de Chávez se le apareció forma de «pajarito chiquitico» se apunten a su opción. Pero aunque perdiera, se ha ganado un puesto destacado como líder de la oposición.
La votación de hoy, es la primera en 14 años sin Chávez presente físicamente. Aunque por poco. Si no se concretó fue, según el escritor Gabriel García Márquez, porque pesó el ánimo de su familia y el entorno. El Nobel colombiano escribió tras visitar en Moscú el mausoleo de Lenin: «Nada se parece menos a la imagen que se tiene de un hombre y una mujer memorables que sus desperdicios mortales arreglados como para fiesta funeraria». No querían eso para el carismático y controvertido comandante bolivariano.