Kerry se alía con China para detener la escalada de tensión en la península de Corea
El secretario de Estado de EE UU sella junto a los líderes del régimen de Pekín un compromiso para buscar «una solución pacífica»
SEÚL. Actualizado: GuardarEn la segunda escala de su gira asiática, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, recaló ayer en Pekín, donde intentó recabar el apoyo del régimen chino para frenar la escalada militar en la península coreana y hacer frente a las amenazas de Kim Jong-un. Además de entrevistarse con el ministro de Exteriores, Wang Yi, el jefe de la diplomacia norteamericana se reunió con el primer ministro, Li Keqiang, y el presidente, Xi Jinping.
«No hay un grupo de dirigentes como los chinos en la faz del planeta que puedan marcar la diferencia» con Corea del Norte, su tradicional aliado histórico, aseguró Kerry. En ese contexto, dijo no tener «ninguna duda» de que las autoridades de Pekín «son muy, muy serias acerca de la desnuclearización» de la península coreana. Hizo también hincapié en la «llamativa declaración conjunta» realizada por ambas potencias tras comprometerse a buscar «una solución pacífica».
Aunque Corea del Norte sería ya historia si no fuera por China, a quien le interesa mantener la situación actual, el régimen de Pekín ha variado su postura en los últimos tiempos hasta apoyar las últimas sanciones de la ONU contra el ensayo nuclear ordenado por Kim Jong-un en febrero. Sin citarlo expresamente, Xi Jinping aprovechó la semana pasada su presencia en el Foro de Boao para advertir de que «a ningún país se le debería permitir llevar una región, o incluso el mundo, al caos por intereses egoístas».
«Señor presidente, el mundo se enfrenta en un momento crítico con algunos asuntos que son un auténtico reto en la península coreana, con las armas nucleares de Irán, Siria, Oriente Próximo y las economías globales que necesitan un impulso», le dijo Kerry a Xi Jinping durante su encuentro en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.
La Casa Blanca y el Gobierno surcoreano sospechan que, tras un mes de amenazas casi diarias, el régimen de Kim Jong-un disparará dos misiles Musudan de medio alcance que sus satélites espía han captado en la costa oriental del país. Aunque dichos proyectiles y varias rampas de lanzamiento han estado moviéndose de un lado para otro con el propósito de despistar a los servicios de Inteligencia, la agencia Yonhap informa de que llevan dos días quietos, lo que podría indicar que no van a ser disparados de forma inminente, como se temía en un principio.
En teoría, porque aún no han sido probados, dichos misiles pueden recorrer 3.500 kilómetros y golpear Japón y la base militar estadounidense en la isla de Guam. Pero Corea del Norte no pretende lanzar un ataque con ellos, sino llevar a cabo un ensayo balístico para celebrar mañana el 101 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, abuelo del actual dictador. China es el único valedor que le queda a Corea del Norte y su principal socio económico.