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Mubarak y Egipto regresan al punto de partida
El dictador vuelve hoy ante el juez acusado de conspirar para matar a los manifestantes durante la revolución que acabó con su régimen
EL CAIRO. Actualizado: GuardarEl pueblo egipcio y el hombre que manejó sus destinos durante tres décadas tienen aún cuentas que saldar. Con más de 900 muertos de por medio, millones de dólares desaparecidos y un país en estado ruinoso, Hosni Mubarak vuelve hoy a los tribunales para ser juzgado de nuevo por conspiración para matar a manifestantes durante la revolución que cavó su tumba, lo sumió en la humillación y hoy prácticamente le ha olvidado.
Frente a la expectación con la que los egipcios se pegaron a las pantallas de sus televisores durante su primer procesamiento, el destino del expresidente suscita ahora poca atención mediática.
La profunda crisis económica que tiene el país al borde del colapso, la inestabilidad política y social que ha desencadenado la azarosa transición y la división frente a la figura del nuevo presidente, Mohamed Mursi, han forzado al grueso de los egipcios a pasar página. Pero Mubarak, cuyos abogados apelaron la sentencia a cadena perpetua que un juez le impuso el año pasado por no haber intervenido para frenar la masacre de manifestantes, volverá a aparecer hoy en la jaula de los acusados de una de las salas de la Academia de Policía de El Cairo. También volverán a ser juzgados tanto su último ministro del Interior, Habib el-Adli, que había sido condenado asimismo a cadena perpetua, como seis de sus colaboradores, que fueron absueltos.
Cuando el pasado enero un tribunal sentenció que el juicio debía repetirse, los letrados de Mubarak aseguraron que no se presentarían nuevas evidencias. Pero va a ser difícil que la justicia no incluya en sus diligencias el informe encargado el año pasado por Mursi y cuyas conclusiones se filtraron el pasado mes. Según el documento, elaborado por una comisión formada por fiscales, jueces, abogados y activistas de derechos humanos, tanto los altos cargos de la seguridad del Estado como el propio Mubarak estuvieron al tanto de la matanza.
El informe señala que se instalaron francotiradores en los tejados de la plaza Tahrir y algunos edificios públicos que, siguiendo órdenes del ministerio del Interior, dispararon contra la multitud, y que Mubarak pudo seguirlo todo desde el palacio de Heliópolis a través de imágenes en directo que se emitían desde la plaza Tahrir.
Carencias del sistema
El juicio a Mubarak, el primer y único dictador procesado por su pueblo tras las revueltas de la 'primavera árabe', marcó entonces un hito en la historia de Egipto y del mundo árabe. Pero también puso de relieve las carencias del sistema judicial y de los aparatos del Estado egipcio, aún dominados por acólitos al antiguo régimen y a sus prácticas.
Los egipcios se quedaron entonces con una sensación más agria que dulce, convencidos de que el sistema había dejado caer al viejo dictador pero que sus mecanismos seguían bien engrasados para evitar males mayores.
En este escenario, el nuevo juicio se convierte en una prueba de fuego para el Gobierno de Mohamed Mursi -el anterior tuvo lugar bajo el mandato de la junta militar y antes de las elecciones- y una muestra, quizás, del camino que emprenda Egipto en el futuro y al que le conduzca su complicada transición democrática.