Merkel bromeó con los miembros del personal ayer en Berlín. :: AFP
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Un partido antieuro como «alternativa» a Merkel

La primera formación euroescéptica nacida en Alemania inquieta a los cristianodemócratas, preocupados por el aumento de los indecisos

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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El nuevo y primer partido político germano euroescéptico, Alternativa para Alemania (AfD), busca atraer al electorado descontento con la política europea de la canciller, Angela Merkel, en un intento por acabar con lo que consideran la fuente de todos los males actuales: el euro. Cerca de 6.000 miembros de la nueva formación se reunirán el domingo en Berlín para participar en su congreso constitutivo y presentar las bases de su programa electoral de cara a las elecciones generales del próximo 22 de septiembre, en las que intentarán conseguir un 5% de los votos, el mínimo necesario para contar con representación en el Bundestag (Cámara baja).

Bajo la máxima de 'Acabar con el euro', el nuevo partido fundado por un grupo de profesores de economía capitaneados por el economista Bernd Lucke, reclama la disolución de la eurozona, el regreso a las divisas nacionales, la modificación de los tratados europeos para posibilitar que los países puedan abandonar el euro y para que cada pueblo pueda decidir democráticamente sobre su divisa y que los costes de la política de rescates no recaiga sobre los contribuyentes.

Con más de 16.000 seguidores en Facebook, cerca de 330.000 visitas semanales a su web y más de 5.000 miembros 'virtuales' conseguidos en tan solo 18 días, el pequeño partido comienza a dar que hablar en los pasillos de la cancillería de Berlín. «La enorme resonancia en todo el país refleja que estamos en el camino correcto. El incremento constante de miembros de la formación demuestra también la existencia de muchos ciudadanos interesados por la política, pero que buscan una alternativa a los partidos clásicos», comentó Bernd Lucke, también portavoz del nuevo partido.

2.000 firmas

«¿Debemos tener miedo de este profesor antieuro?», se preguntaba recientemente el diario más vendido de Alemania, el Bild. Este alemán de 50 años originario de Hamburgo y padre de cinco hijos es desde 1998 profesor de economía en la Universidad de Hamburgo y director del Instituto de Crecimiento y Coyuntura Económica en la ciudad portuaria. A lo largo de su carrera ha asesorado al Banco Mundial y a la OCDE. Bernd Lucke y su partido se autoproclaman la «alternativa» a la política de Merkel, cansados del gran riesgo que está asumiendo Alemania en los millonarios rescates del euro e intentan que la reintroducción del nostálgico marco alemán deje de ser un tabú. Curiosamente se declaran antieuro, pero no antieuropeos. «Nosotros somos europeos como todos los demás partidos», precisan.

El resultado de un sondeo del instituto demoscópico Infratest presentado recientemente reflejó que un 24% de los alemanes votarían a un partido antieuro pero, que contaría, sobre todo, con un fuerte apoyo entre los indecisos (32%). Este tipo de encuestas, junto con el incremento de miembros del partido, ha llevado a las filas del Gobierno cristianodemócrata de Merkel a pasar de la indiferencia a intentar recordar los males que eso acarrearía. «Quien quiera regresar al marco alemán pone en peligro la posición de liderazgo de Alemania y divide Europa», declaró el secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Hermann Gröhe.

El Gobierno de coalición con los liberales (FDP) es consciente de los riesgos que este partido entraña para revalidar el Ejecutivo actual. El AfD podría robar los votos decisivos que le faltarían a la CDU/FDP. En la Administración, Merkel aún tienen muy presente los 335 votos que le faltaron al primer ministro de Baja Sajonia, David McAllister, para poder formar gobierno y son conscientes de la escasa popularidad que despierta la política europea entre el electorado alemán. De momento, el AfD tiene que recabar antes del 15 de julio las 2.000 firmas necesarias en cada uno de los 16 Estados federados alemanes si quieren poder presentarse a las elecciones, algo que desde la cúpula del partido dan por hecho.