Bersani tras comunicar ayer a Napolitano el fracaso de las negociaciones. :: ALBERTO PIZZOLI/AFP
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Bersani agrava el caos en Italia al fracasar en su intento de formar Gobierno

El líder del Partido Demócrata deja en manos de Napolitano la estabilidad del país tras su falta de avances para forjar alianzas

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Era el final esperado. Un fracaso diagnosticado incluso antes de que Pierluigi Bersani recibiera la casi imposible misión de formar Gobierno en Italia. Ayer se confirmaron esos augurios. Después de una semana de frustrados intentos por acercar posiciones y recibir continuos portazos de Beppe Grillo, el líder del Partido Demócrata (PD) y ganador insuficiente de los comicios presentó sus nulos avances ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano. La división política es demasiado profunda y el espíritu de entendimiento parece haber desaparecido en un país donde el nerviosismo de los mercados ya amenaza con acentuar la inestabilidad.

Bersani acudió a media tarde al Palacio del Quirinal, con semblante serio y rostro desencajado. Durante casi hora y media se mantuvo reunido a puerta cerrada con el jefe de Estado mientras crecía fuera la expectación por conocer el contenido de la conversación. Finalmente, el líder del PD compareció ante las cámaras para reconocer que no pudo lograr un resultado «resolutivo» con el resto de fuerzas parlamentarias debido a que las condiciones y requisitos exigidos por los partidos rivales eran «inaceptables». A pesar de que en un primer momento su mensaje fue interpretado como una renuncia, fuentes de su formación se apresuraron a desmentirlo.

El fracaso del líder de centroizquierda dibuja ahora, en cualquier caso, un panorama de mayor incertidumbre en el que resultará clave la inmediata actuación de Napolitano. Sobre él recae la responsabilidad de encontrar una salida. Así lo comunicó la Presidencia italiana en un comunicado en el que precisó que el jefe de Estado «adoptará cuanto antes distintas iniciativas que permitan desarrollar el cuadro institucional».

Las hipótesis apuntan a la posibilidad de que elija a una nueva figura capaz de arrancar un acuerdo entre el resto de formaciones para gobernar y promover una reforma de la ley electoral que allane el camno de la gobernabilidad. Dado que el 15 de mayo concluye su mandato, Napolitano no puede disolver las Cámaras y convocar nuevas elecciones. De hecho, el 15 de abril, Italia deberá elegirle un sustituto, una decisión no exenta de polémica en el dividido escenario político.

Entre los nombres que comienzan a cobrar fuerza entre la prensa local para el segundo intento de formar Gobierno se encuentra el exfiscal antimafia y presidente del Senado, Piero Grasso, que ayer afirmó que «Italia necesita un Ejecutivo a toda costa». No obstante, tendría igualmente complicado recibir el respaldo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo, que se niega a dar su apoyo a cualquier formación y solo accede a avalar las leyer que respondan a su programa político. Se desconoce, por otra parte, si Grasso estaría dispuesto a pactar con el Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi, a diferencia de Bersani, que en todo momento declinó una coalición con 'Il Cavaliere'. Ayer, sin embargo, el diario 'Libero Quotidiano' aseguraba que el líder del PD podría barajar un acuerdo desesperado con el ex primer ministro, que le exigía a cambio que la Presidencia quedara en manos del centroderecha.

La solución de Grillo

Para Grillo la salida al caos político es mucho más simple. «Si Italia está sin Gobierno (en realidad está en funciones el Gobierno Monti) tiene, sin embargo, un Parlamento que puede trabajar ya para cambiar el país. No es necesario un Ejecutivo para una nueva ley electoral o para iniciar medidas urgentes para las Pymes o para los recortes a las provincias», defendió ayer en una entrada en su blog. La sugerencia del humorista desató de inmediato las críticas de Grasso: «No me hagas decir cosas que no tienen pies ni cabeza». Por su parte, Renato Brunetta, el presidente de los diputados del PDL, definió al líder del M5S como 'El nuevo Montesquieu', el filósofo que teorizó sobre la división de los tres poderes del Estado. «Grillo deroga el Gobierno, sin referéndum ni votaciones», sentenció. En una línea parecida al cómico televisivo se pronunció también su amigo y profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Génova, Paolo Becchi, que planteó la idea del 'prorogatio'. Es decir, ampliar el periodo del Gobierno de funciones y al mismo tiempo empezar a hacer las leyes necesarias en el Parlamento para luego acudir a las urnas.

Berlusconi, entretanto, continúa a la espera mientras mantiene su mano tendida para forjar una alianza que devuelva la estabilidad al país. Sabe que ni al PD ni a él les beneficiaría la celebración de nuevos comicios y los vientos de desesperación por la volatilidad de los mercados mercado soplan a su favor. Solo ayer la prima de riesgo se disparó hasta los 360 puntos a causa del incierto panorama político. Italia necesita una salida rápida y él se presenta como la solución.