Sociedad

Fulgor y ruina arquitectónica

'Spain mon amour' y 'Ruinas modernas' confronta el esplendor y las miseria de la construcción y el urbanismo españolEl brillo de unos edificios públicos elogiados en todo el mundo contrasta con los deprimentes esqueletos de cemento que dejó la especulación

MADRID. Actualizado: Guardar
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Esplendor y miserias conviven en la última arquitectura española. El talento de los profesionales ibéricos se reconoce y alaba en todo el mundo. Se suceden las monografías y exposiciones sobre unos excepcionales edificios públicos alzados en nuestro país en los últimos años. Una arquitectura de notable calidad pagada con los castigados presupuestos públicos que tiene su contrapunto en los cientos proyectos inconclusos que jalonan nuestra geografía, producto de la debacle del sector inmobiliario. Cadavéricas estructuras de hormigón repartidas por toda España que ha recorrido, inventariado y fotografiado la arquitecta Julia Schulz-Dornburg.

Tanto el fulgor de la mejor arquitectura pública como los tenebrosos efectos de la especulación y el urbanismo salvaje da cuenta la doble exposición que acoge el Museo ICO. Una esclarecedora radiografía de lo mejor y lo peor de un oficio y un sector capaz de emocionantes logros y espectaculares estropicios en la última década. Una moneda con el éxito de última arquitectura española en la cara y el fracaso del urbanismo especulativo anterior a la crisis en a cruz. Una resalta el trabajo bien hecho y la otra propone aprender de los errores.

La cara amable, 'Spain mon amour', selecciona los proyectos presentados en la Bienal de Arquitectura de Venecia por el comisario Luis Fernández-Galiano. En un atípico formato, alterna grandes fotografías de los proyectos con maquetas de los mismos a pequeña escala que sostienen y explicarán a los visitantes un centenar de estudiantes de arquitectura ataviados con monos blancos. «No son los ángeles en paro que algunos quisieron ver en Venecia», dice Fernández Galiano. «Evidencia que es un profesión noble y con futuro a pesar de la crisis, que no será eterna», apunta el comisario que dedica la exposición a Luis Mansilla, un gran talento truncado por una repentina muerte en 2012.

Fernández-Galiano ha seleccionado quince proyectos de uso público ya construidos en otras tantas ciudades. Todos se alzaron tras una licitación pública y esta firmados por profesionales de prestigio y proyección internacional, como Tuñón y Mansilla, Pachi Mangado, Fuensanta Nieto, Enrique Sobejano, Ángela García de Paredes, Ignacio Pedrosa, Antonio Cruz y Antonio Ortiz. «Son los que hacen que nuestra arquitecta se respete en el mundo y que en las listas con los mejores arquitectos de mundo aparezcan siempre media docena de nombres españoles, lo que no ocurre con los artistas plásticos».

De sus estudios han salido edificios como el Pabellón de España en Expo Zaragoza, el Museo de Arqueología de Álava y el Palacio de Congresos realizados por Francisco Mangado. El Musac de León, el Museo de las Colecciones Reales y el Ayuntamiento de Lalín, pensados por Tuñón y Mansilla. Los museos Madinat al-Zahra (Córdoba), de San Telmo (San Sebastián) y de Historia de Lugo salieron del estudio Nieto Sobejano Arquitectos. El Museo de Arqueología de Almería, la Villa romana La Olmeda (Palencia), y la Universidad Popular infantil de Gandía, fueron proyectados por Paredes Pedrosa Arquitectos,; mientras que La Biblioteca y el hogar de jubilados de Barcelona, la plaza cubierta y pasarela La Lira, en Ripoll y el Estadio de Atletismo y Pabellón en Olot fueron creados por RCR Arquitectos.

Con ellos quiere demostrar el comisario que aun en la peor coyuntura «las cosa se pueden hace bien», que la arquitectura es «una actividad de calidad y que nuestro país no es solo la burbuja inmobiliaria». Es una generación brillante, en la frontera de los cincuenta años y de la que aun cabe esperar mucho: «Han tomado el relevo de maestros como Rafael Moneo ejemplo de una forma de entender la arquitectura o de construir, que mantiene a los profesionales españoles entre la elite mundial».

Contrapunto

El contrapunto está en 'Ruinas modernas', descorazonador recorrido por el desolador paisaje después de la cruda batalla especulativa que sembró de cadáveres de cemento el país. Cámara en ristre, la arquitecta alemana radicada en España Julia Schulz-Dornburg ha documentado esta catástrofe. Ha recorrido más de 10.000 kilómetros en dos años para fotografiar esas ruinas contemporáneas que salpican costas y montañas de la piel de toro y de las que no se libra ninguna comunidad.

Exhibe sus fotos de hermética poesía al lado de los vídeos y anuncios que los constructores lanzaban en tiempo de bonanza para colocar una promociones fallidas y empantanadas con la recesión. Schulz-Dornburg demuestra que «realidad y ficción forman un tándem» y pide «transformaciones políticas, sociales y económicas que eviten la depredación del territorio y que promueven el valor del paisaje, la sostenibilidad ambiental y la equidad social».