ESPAÑA

Urdangarin trató de engañar a la Generalitat valenciana para su gran negocio urbanístico

Quería levantar 5.800 viviendas en La Albufera, pero dijo al Gobierno de Camps que solo iba edificar un puerto y un campo de golf

MADRID. Actualizado: Guardar
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Solo dos meses después de la orden de la Zarzuela para que abandonara el Instituto Nóos y las actividades empresariales, Iñaki Urdangarin trató de desembarcar en el negocio inmobiliario, pero a escala descomunal. El duque de Palma no tuvo reparos en falsear información para tratar de conseguir el que podría haber sido uno de los mayores negocios urbanísticos de los últimos años en el Levante español con miles de millones de por medio.

El yerno del Rey, en junio de 2006 y como representante de Nóos, intentó engañar a la Generalitat valenciana para construir tres gigantescas urbanizaciones en dos espacios protegidos de la comunidad, el Parque Natural de la Albufera y el Parque Fluvial del Turia. El interrogatorio judicial del juez José Castro al entonces consejero de Territorio y Vivienda, el hoy diputado del PP Esteban González Pons, ha dejado al descubierto el intento de engaño por parte de Urdangarin.

Según su declaración ante el instructor del sumario Nóos, confirmada después por diversas fuentes del caso, González Pons frenó la ensoñación urbanística de Urdangarin, pero ni siquiera el entonces consejero llegó a imaginar lo que tramaba el yerno del Rey porque el dirigente de Nóos ocultó el verdadero alcance de su proyecto, que pasaba por urbanizar buena parte de las joyas ecológicas al sur de Valencia.

Todo ocurrió el 7 de junio de 2006. González Pons había tomado posesión como consejero de la Generalitat solo una semana antes. En su agenda, encontró anotada una cita con Urdangarin cerrada por su antecesor en el cargo y ahora imputado en una causa de subvenciones irregulares, Rafael Blasco. Junto al duque de Palma apareció el polémico constructor Enrique Bañuelos.

Iñaki Urdangarin no se anduvo con rodeos y propuso a González Pons directamente la «desprotección» de La Albufera y la «recalificación» de parte del suelo del parque para que fuera urbanizable.

A cambio, el presidente del Instituto Nóos, se presentó como tal a pesar de que sobre el papel había abandonado el cargo, proponía la limpieza del humedal. En ese encuentro, Urdangarin, según las actas judiciales, solo habló de construir un puerto deportivo para albergar los proyectados, y luego fallidos, Juegos Europeos del Mediterráneo y un campo de golf.

Cinco minutos

La reunión apenas duró cinco minutos. Esteban González Pons rechazó siquiera plantearse la recalificación de La Albufera o levantar la protección al espacio. Argumentó que era imposible limpiar la zona porque la gran concentración de plomo -proveniente de perdigones de caza- hacía no recomendable remover tierras. Y recordó al duque de Palma que ya había un campo de golf en la zona, el del parador de El Saler, y que también existía ya un puerto deportivo.

El consejero emplazó a ambos a una nueva reunión para estudiar la posibilidad exclusivamente de un segundo puerto, pero siempre que Valencia consiguiera hacer unos Juegos Europeos. El encuentro no terminó de forma excesivamente cordial por la negativa tajante de la Generalitat a urbanizar un solo metro de La Albufera, y eso que Urdangarin ocultó en esa reunión su faraónico proyecto real, que era muchísimo más ambicioso que un puerto y un campo de golf.

Según la documentación remitida al juez Castro, Nóos y la denominada Fundación Metrópoli, relacionada con Bañuelos, querían en realidad edificar viviendas y comercios en una superficie de 365.000 metros cuadrados, o lo que es lo mismo el equivalente a 36 campos de futbol. El proyecto de Urdangarin era construir tres miniciudades con 5.800 pisos en pleno parque y al calor de su ensoñación olímpica mediterránea.

Demoliciones

El primer núcleo debía ser una villa olímpica en la franja litoral de La Albufera en la que se ubicarían 1.500 viviendas, junto a un nuevo puerto deportivo, que iba a convertirse en uno de los mayores de Europa con 1.200 amarres. Para hacerse una idea el puerto olímpico de Barcelona tiene 740.

La idea del yerno del Rey era que en esa miniciudad también hubiera un monorrail. Para ello, Urdangarin proponía demoler buena parte de las estructuras ya existentes como huertos, campings, un autocine o un par de discotecas al considerarlas de «usos no compatibles» con su proyecto. El segundo núcleo poblacional, el más grande con 3.300 viviendas, iba a ser la denominada 'Ecociudad del Canal', un nuevo pueblo de 200 hectáreas de extensión construido junto al cauce del Turia y en torno a un canal de remo que el Instituto Nóos pretendía construir desde cero, es decir en plena huerta, con una extensión de 1.200 metros de largo y cien metros de ancho. Para guardar las apariencias, adyacente a esta segunda ciudad habría un «parque experimental agrícola», al que el proyecto de Urdangarin, recogido en 232 páginas, apenas dedica unas líneas.

Otras mil viviendas se construirían dentro de un plan de «renovación de Pinedo», una pedanía de la ciudad de Valencia, que tendría un paseo fluvial. El juez del 'caso Nóos' y la Fiscalía Anticorrupción, que hasta la semana pasada no tenían noticia alguna del gigantesco proyecto de Urdangarin, estudian la posibilidad de que esta iniciativa, denominada 'Puerta de L'Albufera', sea parte de la exposición razonada que, tras acabar la instrucción, tiene intención de remitir Castro al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana para que investigue los negocios de Urdangarin en esa autonomía.