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«Centroáfrica sufre una invasión yihadista»
Juan José Aguirre, obispo de una diócesis afectada por la ofensiva rebelde, dice que el país está como Malí
Actualizado: GuardarNada tenían que temer los miembros de la misión católica de Bangassou. La pasada semana, cuando los milicianos de Séléka ocuparon esta población centroafricana, situada a unos 475 kilómetros al este de la capital, sus jefes aseguraron que el único objetivo de la ofensiva era desalojar del poder al presidente François Bozizé, incumplidor de los acuerdos de paz firmados en enero. Pero, tras los buenos propósitos, llegaron los soldados y se llevaron los diecisiete vehículos de la diócesis, destruyeron la sala de pediatría, expulsaron a los enfermos de sida que habían acogido, saquearon la farmacia y robaron en las casas de los religiosos y cooperantes que forman parte del equipo de Juan José Aguirre, el obispo de esta localidad desde hace catorce años. «Han destruido todo lo que construimos con mucho esfuerzo», lamenta, y asegura que la labor realizada en este lugar ha contado con apoyos de los ayuntamientos de Zarautz y Azpeitia o de entidades españolas como Manos Unidas.
El país vive una situación convulsa, fruto de una ofensiva rebelde urdida en el norte y que se ha expandido hacia el norte y el oeste a lo largo de los últimos cinco meses. Las sucesivas conquistas de los centros urbanos se han saldado con destrucción, muerte y expolio. «Son radicales sudaneses y chadianos que hablan árabe y pretenden instaurar un Gobierno islámico», alerta este sacerdote cordobés, miembro de la orden comboniana y que reside en este territorio, uno de los más pobres del mundo, desde hace treinta y cuatro años. «Han ido devastando las instituciones gubernamentales y todos los centros cristianos, principalmente los católicos, mientras que han respetado las mezquitas», explica.
Los oficios de la Unión Africana alentaron negociaciones entre el régimen y las fuerzas milicianas, pero no se han cumplido los términos de la negociación, que preveían un Gobierno de concentración. Los guerrilleros han seguido avanzando, a pesar de que no cuentan con el respaldo de la población. «Centroáfrica sufre una invasión yihadista, favorecida por el acceso al armamento de Gadafi y el interés de países del Golfo. El país es muy débil y a través de él se puede llegar al corazón del continente», denuncia el obispo Aguirre. «El mundo no hace nada y no podemos entender la actuación de Francia, la antigua metrópoli». El Elíseo envió unos ochocientos efectivos en diciembre, pero retiró unos seiscientos para destinarlos a la crisis de Malí. Según declaraciones del religioso, en los últimos días ha llegado discretamente otro destacamento que puede estar preparando la eventual repatriación de sus 3.000 nacionales y otros residentes de la Unión Europea.
Una casa para los brujos
La suerte de Bangaossou, de unos 25.000 habitantes, resulta una incógnita porque el obispo cordobés y su equipo permanecen en Bangui, la capital, prácticamente aislada del resto del país tras la interrupción de las líneas telefónicas. Con la ayuda de una fundación del mismo nombre que la ciudad, el misionero había llevado a cabo una intensa actividad que incluía la construcción de instalaciones sanitarias y educativas, un orfanato o, incluso un proyecto, denominado 'casas de la esperanza', destinado a acoger a ancianos considerados brujos y repudiados por la comunidad.
Curiosamente, la rapacidad de Séléka no es el mayor problema que sufre esta torturada provincia. El Este está ocupado por el Ejército de Resistencia del Señor, el grupo del integrista cristiano Joseph Kony. «Su aparición hace siete años fue como el estallido de una bomba», recuerda. «Han cometido todo tipo de barbaridades». Los milicianos asaltan los poblados, roban, asesinan y raptan a los jóvenes, que se convierten en los porteadores del botín, mientras que las niñas son utilizadas como esclavas sexuales. «Aquellos que consiguen huir vuelven traumatizados por lo vivido y ellas con sus hijos, fruto de las violaciones». Washington mantiene dos bases en la zona, incluso antes de que el fenómeno viral contra el cabecilla de estos iluminados. «Pero no hacen nada, yo creo que su interés real es controlar el tráfico de coltán de Congo y de petróleo en Sudán del Sur».