Nueva reconversión naval en la Bahía
Navantia y la SEPI preparan la transformación integral de los astilleros. Si en dos años no se logra la viabilidad con el Plan de Competitividad habrá que recortar plantilla
Actualizado: GuardarLa situación de Navantia es insostenible. La compañía lleva sin firmar un contrato de construcción naval desde hace siete años y las pérdidas acumuladas rozan los 170 millones de euros. La Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), principal accionista de la empresa, mueve los hilos para salvar la compañía, pero lo tiene muy difícil debido a las condiciones del mercado. Navantia ha dejado de ser atractiva en el exterior. Su producto es un 15% más caro que el de sus principales competidores. Los astilleros asiáticos son capaces de fabricar el mismo barco un 50% más barato que en la Bahía. Ante esta situación, Navantia ha perdido el tren. Está ahogada en pérdidas y sus expectativas de firmar un contrato a corto plazo son remotas. No ha quedado más remedio que tomar las primeras medidas de urgencia que, de no ser efectivas, habrá que pasar al Plan B, con recetas más traumáticas. El panorama de Navantia obliga ahora a una profunda reflexión, la misma que debaten sus gestores. ¿Qué empresa queremos? Nos encontramos ante un nuevo ciclo. Los astilleros públicos ya pasaron por una reconversión en la década de los noventa y por un importante ajuste en 2004 al pasar de Izar a Navantia y unificar la producción militar, así como el área de las reparaciones prescindiendo de las plantas civiles. Este movimiento se pudo hacer entonces gracias al contrato con Venezuela y a la aportación de la Armada española. Pero el escenario ahora es totalmente distinto. No hay barcos a la vista y lo que es peor aún, el sector va a pique. Los planes de la SEPI con Navantia tienden a reducir la empresa y a recortar personal.