La primera vez en mil años del patriarca de Constantinopla
Bartolomé I da un paso histórico al acudir al Vaticano, lo que revela el vuelco en el mundo ortodoxo
ROMA. Actualizado: GuardarDentro del acto histórico de ayer hay otro, la asistencia a la ceremonia del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. Es la primera vez desde el cisma de 1054 que la máxima autoridad ortodoxa, una religión con 300 millones de creyentes, decide acudir a Roma a la apertura del pontificado de un Papa católico. El propio patriarcado consideró ayer en un comunicado que se trata «de un evento extraordinario en la historia de la cristiandad». Es, en efecto, un gesto trascendental que culmina un largo camino de acercamiento, en busca de una utópica reunificación con los 'hermanos' de Oriente, abierto desde los años sesenta con el Concilio Vaticano II. Con Juan Pablo II los roces fueron frecuentes, pero Benedicto XVI volvió a dar muchos pasos.
De repente, la mera aparición el martes pasado de Francisco en el balcón ha supuesto un vuelco para el mundo ortodoxo. Que Bergoglio se presentara simplemente como obispo de Roma -y lo sigue haciendo- y hablara de su predecesor como «obispo emérito» es música para los oídos ortodoxos, pues el principal problema para ellos es el primado del Papa, que se considere una autoridad superior y única de todos los cristianos.
Bergoglio se ha colocado en todos sus gestos un peldaño más abajo, más cercano a la colegialidad con el resto de los obispos y patriarcas orientales. Tras verlo en televisión desde Estambul, Bartolomé I no lo dudó y empezó a hacer las maletas para ir a Roma. Ya anunció que iría a la misa de ayer a los dos días. Con este Papa puede haber un cambio histórico en este campo.
También el sector más hostil al Vaticano del mundo ortodoxo, el patriarcado de Moscú, ha dado muestras de apertura y de inmediato consideró la posibilidad de que esta vez se hiciera realidad el encuentro entre el Papa y el patriarca ruso, un sueño que Juan Pablo II nunca alcanzó. Ayer no acudió el patriarca Kirill, pero envió al 'ministro' de relaciones exteriores, el metropolitano Hilarión con una nutrida delegación, y espera muchos avances con Francisco, «aplicando la experiencia ecuménica que ha acumulado en Buenos Aires, una de las ciudades más cosmopolitas del mundo». Bergoglio, que ha decidido que la lectura del Evangelio de ayer fuera en griego cantado, como cortesía a los ortodoxos, recibió el lunes a la delegación en su residencia del Vaticano.
La elección de Francisco también ha sido vista como una buena noticia por los judíos y, de hecho, ayer también era la primera vez que asistía a la ceremonia de inicio de pontificado el rabino de Roma, aunque la comunidad judía de la ciudad es de las más antiguas del mundo.