Un niño llora mientras le cortan el pelo en Huaibei. :: REUTERS
MUNDO

La cara más oscura de la política de natalidad china

Datos oficiales muestran que el país más poblado del mundo ha llevado a cabo 336 millones de abortos en las últimas cuatro décadas

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«En China es más fácil abortar que quedarse embarazada». La sonrisa de esta enfermera de una pequeña clínica de Shanghái puede hacer pensar que bromea, pero nada más lejos de la realidad. La píldora del día después está disponible sin receta hasta en parafarmacias y 'sex shops', y en el centro sanitario en el que trabaja ella se llevan a cabo varias decenas de operaciones cada día. A las mujeres que deciden abortar nunca se les hace ninguna pregunta, porque su decisión puede ser incluso un acto de patriotismo.

«Vienen sobre todo adolescentes que han recibido una educación sexual muy deficiente, pero hay mujeres de todas las edades y clases sociales». Ahora, más del 80% de la población acepta el sexo prematrimonial, pero en 1989 solo el 15% los consideraba aceptable. A pesar de esta revolución social, el sexo continúa siendo tabú en el sistema educativo chino y los jóvenes tienen un conocimiento limitado, y muchas veces erróneo, del proceso de reproducción.

«Tener un hijo es siempre un importante paso que provoca temor y parir dos en China se paga muy caro», explica la enfermera, que prefiere no dar su nombre. Concretamente, la multa asciende normalmente a unos 6.000 euros. Así que es mejor evitarlo a toda costa. «En una sociedad desarrollada sin el lastre de la religión, una pequeña operación quirúrgica no motiva ningún conflicto moral», sentencia la sanitaria.

Según el Gobierno de Pekín, la política del hijo único ha sido un rotundo éxito. Ha impedido el nacimiento de al menos 400 millones de personas y ha permitido controlar una explosión demográfica que amenazaba con devorar los escasos recursos naturales del país. Pero lo que no se sabía hasta ahora es que, según el Ministerio de Sanidad chino, los médicos del país han implantado 403 millones de dispositivos intrauterinos (DIU) y han practicado 196 millones de esterilizaciones y 336 millones de abortos desde 1971, momento en el que se decidió desincentivar el 'baby boom' de Mao Tse Tung.

Más ancianos

El número de abortos se disparó a partir de la aprobación, en 1979, de la ley de natalidad. Salvo algunas excepciones que se aplican en el medio rural y a minorías étnicas, el grueso de la población china solo puede tener un descendiente. Quienes no obedezcan, además de la multa a la que tienen que hacer frente, pueden perder su puesto de trabajo y ponen en riesgo los diferentes subsidios que ofrece el Estado.

Pocos dudaron en su momento de la idoneidad de estas medidas, pero los escándalos no tardaron en llegar. Activistas sociales como el abogado Chen Guangcheng, exiliado en Estados Unidos tras protagonizar una huida de película, denunciaron las esterilizaciones y los abortos forzosos que se llevaron a cabo en la década de los 90 en zonas rurales del país.

Y el problema ahora es que muchos temen que China envejezca antes de hacerse rica. Este año, por primera vez, más de 200 millones de habitantes superarán los 60 años. La cifra supone un 14,8% de la población total y un lastre importante para familias que echan de menos más descendientes para cuidar a sus mayores. «La senilidad y la discapacidad de los ancianos van a suponer graves problemas para China», aseguró el director del Centro Chino para el Estudio del Envejecimiento, Wu Yushao, durante la presentación de un estudio en el que se advierte de que 37,5 millones de personas no podrán cuidar de sí mismas al final de este año.