Una de las oficinas del Banco de Chipre ubicadas en Atenas. :: YORGOS KARAHALIS / REUTERS
Economia

El corralito alienta la incertidumbre en Chipre y en los mercados

El presidente del país retrasa a hoy el debate en el Parlamento del impuesto sobre los depósitos al no disponer de mayoría

MADRID. Actualizado: Guardar
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El rescate de Chipre es un nuevo experimento de la Unión Europea que ha sembrado la incertidumbre y la inquietud ante la novedosa fórmula empleada para costear parte del mismo. Imponer una tasa extraordinaria del 9,9% a los depósitos superiores a los 100.000 euros y, especialmente, el 6,75% a los depósitos inferiores a esa cantidad -esos ahorradores a los que una norma acordada a nivel europeo aseguraba que no perderían ni un euro aunque quebrara el banco- abre la puerta a un horizonte hasta ahora inexplorado. Los depositantes habían sido especialmente protegidos durante la crisis financiera: en el rescate a Grecia la quita se hizo sobre los tenedores de deuda; en el rescate de la banca española, Bruselas impuso que las pérdidas también se asumieran en parte por los accionistas y los suscriptores de preferentes. Pero nunca, hasta Chipre, se había quitado dinero a los depositantes. Y aunque los gobiernos, entre ellos el español, se apresuraron a decir que no era una situación extrapolable a otros países, está por ver que no se produzca un contagio de fuga de capitales en los países periféricos, aquellos que podrían tener que ser rescatados y a los que se les podría imponer una 'quita' a los depósitos.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, recalcó ayer que, tras un año de Gobierno del Partido Popular, «se habla de la intervención de Chipre, pero no de la de España». «Hace un año estábamos hablando de lo difícil que era todo y hoy ha bajado sustancialmente nuestra prima de riesgo y no nos tenemos que financiar en el exterior», añadió Cospedal. No obstante, esta semana será una prueba de fuego también para España ver cómo reaccionan los mercados al experimento de Chipre y sus efectos en la periferia de Europa.

Tampoco en esta isla del Mediterráneo oriental hay acuerdo sobre la medida. El gobierno chipriota ha tenido que retrasar a hoy el debate parlamentario sobre el plan de rescate de la Unión Europea, debido a la reticencias de los diputados a aprobar un texto que impone una inédita tasa sobre los depósitos bancarios a cambio de un préstamo de 10.000 millones de euros.

El Parlamento debe ratificar el gravamen sobre los depósitos bancarios a la población, pero el proceso cuenta con el rechazo categórico de la oposición y dudas entre los aliados del Gobierno del presidente Nicos Anastasiadis. Para aprobarlo se precisa mayoría simple, pero el partido de Anastasiadis, Unión Demócrata, solo tiene 20 de los 56 escaños. Los comunistas del Partido Progresista de los Trabajadores (AKEL), contrarios al acuerdo, tienen 19.

Chipre tiene los impuestos más bajos de Europa para las empresas, de ahí que estén radicadas numerosas sociedades 'off-shore'. Los activos bancarios de Chipre son ocho veces superiores a su Producto Interno Bruto (PIB). Gran parte de los depósitos en los bancos chipriotas proceden de oligarcas rusos. Los rusos perderán en un día 2.000 millones de euros, según el representante de una patronal bancaria rusa, Anatoli Aksákov. Pero también lo pagan pensionistas y trabajadores chipriotas. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, apuntó, en declaraciones al periódico alemán Welt am Sonntag's, una solución más aceptable socialmente, con una exoneración de impuestos limitada a 25.000 euros.

Para el presidente de la Federación de Bancos Alemanes, Andreas Schmitz, la quita para los ahorradores debe verse como «una medida extraordinaria y excepcional», pero justificada en el caso de Chipre porque tiene un sector bancario sobredimensionado. Según el representante de los bancos alemanes, con el acuerdo «se logra más estabilidad para la eurozona».

La medida se agrava por el «corralito» parcial decretado, que prohíbe toda transferencia bancaria para evitar la fuga de capitales y que impone la retención prácticamente inmediata de las cantidades correspondientes al impuesto extraordinario.Las sucursales financieras, que en principio debían abrir el martes, seguirán cerradas ese día por orden del Banco Central.