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Arte o higiene

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Hasta final de abril se puede visitar en Madrid la exposición 'Bosques de luz', del Premio Nacional de Fotografía José Manuel Ballester. La muestra se ubica en la antigua fábrica de Tabacalera, en la calle Embajadores. Hace años funciona como centro social autogestionado que comparte su uso con el Ministerio de Cultura, organizador de esta muestra. Las fotos se suceden en salas con las paredes rotas y el frío entrando por las rendijas, pues el lugar nunca ha sido acondicionado como una sala de exposiciones convencional.

Tal como ha quedado, este espacio se vuelve completamente hospitalario para las fotografías y los visitantes, que se sienten en un lugar de recogimiento donde lo poco que hay -focos y escuetas cartelas- está destinado para la contemplación y la puesta en marcha de las cabezas de cualquiera que guste disfrutar de esas obras.

En una sala admiramos que la luz de una pared capturada hace años, se convierta ahora en luz radiante, al encontrar esta imagen alojada en una caja de luz; en otra, nos preguntamos por las personas desaparecidas de unos cuadros renacentistas de los que Ballester ha retirado toda figura humana. También nos enfrentamos a la belleza industrial de los tubos. Y más allá podemos sentir que nuestra vida comienza de nuevo tras la vista del atardecer del río Li, en China.

Y creo que esto ocurre con la ayuda de un espacio caldeado, preparado para que pueda darse esta experiencia entre paredes útiles por viejas, agrietadas, desnudas y vividas, que formaron parte de una fábrica.

A la fuerza, esta inmersión nos remonta a otro lugar. Está en España, en Cádiz y floreció durante seis meses de 2011, una vez que se desescombraron con mucho trabajo, se sanearon y quedaron transitables las salas de la planta baja del antiguo Colegio Valcárcel.

Ahora, esa primavera permanece precintada. El correlato de esas salas vivas de Madrid, dentro de un centro 'okupado', aquí es un edificio con la puerta tapiada, que parece no depender de nadie, salvo para su clausura y el sellado de cualquier posible actividad cultural, opaco a la propagación de una plaga de activismo y libertad artística. Otra oportunidad más que damos por perdida.