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Razones ciudadanas

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Resulta evidente: hay veces en las que las plataformas ciudadanas funcionan. Hace pocos días que la noticia saltaba a prensa, y pese a que no ha sido una negociación sencilla, ni rápida finalmente el hospital de San Carlos no cerrará, sumándose así a la realidad sanitaria pública de la Bahía. Albergo la esperanza de que este hospital no sólo venga a mejorar la oferta pública y a descongestionar las listas de espera, sino que ambiciono que sirva para fortalecer el sistema sanitario andaluz público en detrimento de los conciertos con empresas privadas 'que se lo llevan calentito', pero claro esa es materia 'pa otra entrega'. Como les decía, francamente creo que ha sido un éxito, en mayor o menor medida, de cuantos han estado implicados, si bien entiendo que ha sido crucial el respaldo de la ciudadanía de San Fernando. El pasado jueves una marea humana recorrió La Isla gritando un no rotundo al cierre de San Carlos, y según dicen fue una de las convocatorias más multitudinarias que se recuerdan. Ayer, diferentes convocatorias reunían en todo el país a los trabajadores de las seis factorías de Navantia. En la Bahia los cortes de carretera, el colapso del puente y de nuevo las cargas de la policía delataban la tremenda situación que viven las tres factorías gaditanas y nos retrotraían a imágenes que algunos confiábamos en no volver a vivir jamás. Pese a ello, no hubo suficiente gente acompañando y reclamando las cargas de trabajo que se lleva más de seis años esperando. Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado a las protestas ciudadanas y sólo de vez cuando se presta la atención precisa a las reivindicaciones de quienes se echan a la calle a reclamar cuanto creen justo. Eso sí, se tiene la suficiente autoridad moral, que no política, para pedirle a la ciudadanía que no tire la toalla para más tarde, y siguiendo las directrices de su presidente provincial, negarse a liderar una plataforma que aglutine a los alcaldes en defensa de las factorías. Queda demostrado, es más fácil buscar el enfrentamiento con tu antagonista político que ponerte de acuerdo con él para hacer reivindicaciones justas y legitimas, a diferencia de como hacen los ciudadanos cuando es necesario.