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Capriles trata de llevar a Maduro al debate político
El aspirante opositor a presidir Venezuela se disculpa con la familia de Chávez y reclama al oficialista hablar de los problemas del país
LA HABANA. Actualizado: GuardarEl candidato de la oposición venezolana a las elecciones presidenciales del 14 de abril y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, se disculpó ayer por haber sugerido que la familia de Hugo Chávez se prestó a mentir sobre el momento de la muerte del presidente. Cumplida esa petición que le había exigido su rival en los comicios, Nicolás Maduro, Capriles retó al presidente encargado a debatir antes de la crucial cita en las urnas, para la que quedan menos de treinta días. «El país quiere que debatamos. Se lo pongo a Nicolás en la mesa (...). Tenemos un mes. Vamos a debatir Nicolás y Capriles», declaró el aspirante al Palacio de Miraflores, después de afirmar: «Si alguna palabra mía fue mal entendida, si alguna palabra hirió los sentimientos de los familiares del presidente, pido perdón».
La indignación en el chavismo por la «canallada» del gobernador de Miranda tuvo gran repercusión entre sus filas y también entre los familiares directos del líder fallecido. Las protestas de un hermano de Chávez y de una de las hijas del líder bolivariano, María Gabriela, se sumaron a las del Gobierno. María Gabriela Chávez hizo pública una carta abierta a la «oposición enferma», a la que acusó de «jugar con el dolor de una nación y de una familia desolada».
Maduro, el dirigente designado por Chávez como su sucesor, había anunciado el miércoles que «si el candidato de la oposición se retracta y pide perdón público a la familia, si le pide perdón público al pueblo (...), yo pensaría en que hagamos un debate público, o tantos debates como quiera el pueblo». «A mí me pueden atacar todo lo que quieran, no me importa. Estoy preparado para ello», añadió.
Horas después, el abogado opositor recogía el guante y se excusaba. «En todos estos años jamás he ofendido al presidente ni a su familia, no ha habido una sola palabra, a pesar de todos los insultos y descalificaciones que he recibido», agregó, para después pedir un cara a cara con Maduro. No era la primera vez. Lo hizo a finales de febrero, cuando los rumores sobre el empeoramiento de la salud del presidente hacían pensar en la posibilidad de tener que celebrar nuevas elecciones.
«Vamos a debatir, Nicolás, sobre inseguridad, economía, electricidad, agua, empleo, expropiaciones», propuso de nuevo Capriles, sin perder ocasión de atacar: «¿Quién le va a creer a Nicolás que él va a resolver el problema de la inseguridad y los problemas de los venezolanos?», se preguntó, en un nuevo intento de desplazar la campaña desde el terreno del dolor por la muerte del líder bolivariano al campo de los graves problemas económicos y sociales que afronta Venezuela.
«No fallarle al comandante»
El gobernador mirandino logró en las elecciones del 7 de octubre frente a Chávez la nada desdeñable cifra de casi 6,5 millones de votos. Pero no fueron suficientes para vencer al carismático líder derrotado por el cáncer, cuya capilla ardiente quedará cerrada hoy tras 10 días de velatorio. Sus restos serán trasladados en otra caravana popular hasta el Cuartel de la Montaña, convertido en Museo de la Revolución porque desde allí salió Chávez para dar el fallido golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez en 1992.
Encuestas anteriores a la muerte de Chávez apuntaron que Maduro ganará a Capriles por un 14% de apoyo, en una cita con las urnas que se prevé presidida por un fuerte componente emocional y la voluntad de los simpatizantes chavistas de «no fallarle al comandante». Su imagen es el mejor acicate en esta fase preelectoral vivida como si fuera la recta final de la campaña. Capriles, que trataba a Chávez casi siempre de usted y de 'señor presidente', intenta rebajar el nivel del aspirante del oficialismo. Le llama solo por su nombre de pila. «Nicolás no tiene respuestas para nada (...); el país no necesita más improvisación», insiste. Sostiene que Maduro «tiene también que pedir perdón» porque «mintió» al decir que la devaluación de febrero fue decisión de Chávez, de quien dijo que no tomó decisiones en los últimos tres meses.
«Ya llevamos cien días del Gobierno de Nicolás y mira por dónde va el país. Es una mala imitación del presidente» y «está en campaña desde que el presidente fue a hacerse el tratamiento» en diciembre, insistió.
Nicolás Maduro, mientras tanto, recordaba ayer viejos tiempos al conducir «el autobús rumbo al socialismo» en el que trasladaba a varias familias en dirección a sus nuevas viviendas.