Economia

Alemania saca pecho con la austeridad ante la cumbre de la UE

Berlín se presenta como modelo para los socios europeos con un plan financiero que prevé el menor endeudamiento en los últimos 40 años

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Por si había alguna duda, Alemania acudirá a la cumbre de presidentes de la UE que se celebra hoy y mañana con un rumbo inquebrantable. Angela Merkel volverá a insistir en que la austeridad resulta fundamental, pero no se quedará solo en las palabras. La canciller exhibirá un nuevo plan financiero que marca la directrices de su país hasta 2017. Este programa, que sirve de base para la elaboración del Presupuesto del próximo ejercicio, contempla el menor nivel de endeudamiento de los últimos 40 años y anticipa un superávit en las cuentas en el periodo trazado. Ante la solidez del ejemplo germano, los Veintisiete apenas tendrán margen para cuestionar el rigor, pero se espera algún guiño al crecimiento.

El titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, compareció ayer junto a su colega que dirige el Ministerio de Economía, Philipp Rösler, para detallar el plan financiero de los próximos cuatro años. Más allá de las cifras, que revelan la fortaleza de las arcas públicas federales, el acto se convirtió en una defensa de la férrea receta del país para hacer frente a la crisis. Schäuble remarcó que el equilibrio presupuestario demuestra que la austeridad «funciona» y ayuda a fomentar el crecimiento. Su compañero sacó todavía más pecho y proclamó que la disciplina les ha permitido mantenerse en la «vanguardia» de Europa pese a las fuertes turbulencias. «Nuestro éxito es la envidia de todo el mundo», festejó.

Schäuble no evitó las críticas que se escuchan en el Sur de la UE por el excesivo rigor. Incluso, subrayó que su apuesta por la contención del gasto debe enviar «una señal rotunda» a todos los socios. Frente a la exuberancia económica de Alemania, Francia se presentará en Bruselas lastrada por sus dificultades para alcanzar el déficit del 3%. François Hollande, que volvió a ser censurado por el Bundesbank, reconoció el martes en persona que este año rebasarán ampliamente la meta fiscal acordada. Al igual que sucede con España y Holanda, se espera que la Comisión otorgue un plazo más amplio a París para que reduzca su desfase presupuestario, aunque la decisión se retrasará a finales de mayo.

En la cumbre, los socios refrendarán la necesidad de ajustar el ritmo de los recortes a la situación específica de cada país. La UE aplica esta política desde el año pasado, aunque parece decidida a perseverar más. Los borradores que circulan sobre la declaración final del encuentro recogen la importancia de llevar a cabo «una consolidación fiscal diferenciada».

Pese a este guiño, no hay indicios de que los socios vayan a discutir un cambio de estrategia. En Bruselas se insiste en que resulta «simplista» reducir el debate al binomio austeridad-crecimiento con los mercados al acecho. Aunque las turbulencias casi han desaparecido, se recuerda que sin estabilidad no puede pensarse en acelerar la recuperación. La UE reconoce que muchos socios están frustrados ante la falta de avances, pero subraya que la austeridad necesita tiempo para dar frutos. Alejados los fantasmas de la inestabilidad en los mercados, espera que la confianza impulse el crédito y la inversión, pilares del crecimiento.

En su carta de invitación a los líderes de los Veintisiete, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, adelanta que los gobiernos no pueden relajarse e insiste en combatir el desempleo juvenil. La cumbre reeditará las citas de doble formato, habituales el año pasado. Se reunirán los Veintisiete para debatir cuestiones comunes, pero a última hora de la noche el encuentro se limitará a los 17 socios de la Eurozona, que escucharán del presidente del BCE, Mario Draghi, el detalle de las últimas previsiones económicas. No se espera una decisión, pero es probable que se analice la situación en Italia.