María Dolores de Cospedal, concentrada junto a Mariano Rajoy, antes de intervenir ayer en un desayuno informativo en Madrid. :: JUAN MEDINA / REUTERS
ESPAÑA

Rajoy une a Gobierno y PP en defensa de la gestión de Cospedal en el 'caso Bárcenas'

«Siempre me he sentido apoyada por quien tenía que sentirme apoyada», dice la número dos del partido en presencia del presidente del Gobierno

MADRID. Actualizado: Guardar
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Tras varias semanas en el ojo del huracán por su gestión del 'caso Bárcenas', María Dolores de Cospedal respira más tranquila desde ayer. Mariano Rajoy unió por primera vez en meses a la cúpula del partido y a los miembros del Gobierno en un acto público que se convirtió en toda una exaltación de la figura de la secretaria general del PP. Más allá de los halagos, Rajoy lanzó varios mensajes de calado interno. Uno de los efectos que ha provocado la estrategia de acusaciones del extesorero del PP ha sido una velada lucha de lealtades dentro de la dirección del partido. El presidente del Gobierno, escudado una vez más en su calculada ambigüedad dialéctica, puso en valor que la presidenta de Castilla-La Mancha «es una persona que nunca me dijo que no». Una frase con la que Rajoy, además, constató que la estrategia que sigue Cospedal en el espinoso asunto de Bárcenas, incluida el tono de las demandas judiciales, cuenta con su total beneplácito.

Así lo expresó la propia secretaria general del PP cuando le preguntaron si se había sentido sola en medio de la tempestad por la supuesta contabilidad B del partido. «Yo siempre me he sentido apoyada por quien tenía que sentirme apoyada», remachó en presencia de Rajoy.

El líder popular ofreció ánimo y abrigo a su número dos con una de esas imágenes que valen más que mil palabras: Soraya Sáenz de Santamaría y los ministros Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel Arias Cañete, Fátima Báñez, Jorge Fernández, José Manuel Soria aplaudiendo la intervención de Cospedal junto a los tres vicesecretarios generales del PP, Javier Arenas, Carlos Floriano y Esteban González Pons, y algunos de los barones territoriales que se habían quejado públicamente de la falta de contundencia ante los ataques de Bárcenas, como el gallego Alberto Núñez-Feijóo, el madrileño Ignacio González, el extremeño José Antonio Monago o Esperanza Aguirre, que llegó a cuestionar en un comité regional del PP de Madrid la autoridad de Cospedal con palabras muy gruesas, según algunas versiones de aquella reunión.

Falta ahora por comprobar si se trataba de una puesta en escena o si, finalmente, Rajoy logra frenar la hemorragia abierta por la disparidad de criterios de cómo enfrentarse a Bárcenas.

La secretaria general, que empleó buena parte de su discurso en poner en valor la gestión económica puesta en marcha en Castilla-La Mancha, comunidad que preside, despejó cualquier duda sobre su futuro. Ni dimite ni quiere un Ministerio. Aseguró que seguirá «con mucho orgullo» en el cargo de secretaria general del PP y anunció que optará a la reelección en las elecciones autonómicas de 2015.

90 embajadores

Otra prueba de la expectación que había despertado el desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum fue la presencia de 90 embajadores y más de cien periodistas españoles y de otros países.

Sin embargo, más allá del cierre de filas, las intervenciones de Rajoy y Cospedal evitaron el choque directo con Bárcenas, al que el PP quiere sacar a trompicones de la agenda política. Para ello, abogan por evitar darle pábulo a cualquiera de sus movimientos. De hecho, el apellido Bárcenas es tabú y siguen sin mencionarlo en público. Esa tarea recayó este lunes sobre el moderador del coloquio que intentó constreñir en apenas cinco preguntas la avalancha de interrogantes planteados a la secretaria general del PP.

Cospedal pasó de puntillas sobre los asuntos más espinosos, como si creía que Bárcenas pretendía chantajear al partido con sus demandas y denuncias. Se limitó a insistir en que el PP «está haciendo lo que tiene que hacer». Sin dar más detalles. Una economía verbal que no impidió defender que su formación actúa en este caso con toda transparencia. «Confío mucho en la labor de los tribunales y me alegro de que esos asuntos -prosiguió Cospedal- estén judicializados porque así conoceremos la verdad de todo».

Sí se extendió más en la desafección de los ciudadanos hacia la política en general, que lejos de considerarla como una solución la sitúan como el segundo problema del país, según el CIS. La secretaria general de los populares enfatizó que la obligación de los políticos es devolver a los ciudadanos la confianza en la política y en las instituciones.

Cospedal aseguró también que el PP ha entendido el mensaje de los ciudadanos. «Quieren partidos que les escuchen y les representen, no aparatos organizados para conquistar el poder», zanjó.