La 'Armada Invencible' en un óleo atribuido al pintor inglés Nicholas Hilliard. :: R. C.
Sociedad

El pecio más grande de la 'Invencible'

Encuentran los restos del navío la 'Ragazzona' en la ría de Ferrol, donde se hundió en 1588, y descubren que el buque ha sido expoliado

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«No envié mis naves a luchar contra los elementos», lamentó un desconcertado Felipe II tras conocer el desastre que una tormenta había provocado en la gran armada que debía invadir Inglaterra y destronar a Isabel I. De las 120 embarcaciones que componían la temible flota aproximadamente (las cifras varían según las fuentes), un tercio naufragó y el resto llegó a distintos puertos españoles en condiciones muy deterioradas.

Más de cuatro siglos después, el buque más grande de la 'Armada Invencible' ha sido encontrado en la ría de Ferrol por investigadores de la Universidad de de Santiago de Compostela, con la colaboración de la Unidad de Buceo de la Armada y la empresa de arqueología Argos. Por desgracia, no fueron los primeros en localizarlo. Los cazatesoros se les adelantaron y expoliaron el pecio.

'La Ragazzona' era una carraca perteneciente a la República Veneciana. Pero el navío fue alquilado por España para participar en la empresa de Inglaterra. El buque medía 36 metros de eslora por 12 de manga. Tenía capacidad para cargar 30 cañones y transportar 300 hombres. Debido a su tamaño y capacidad de fuego fue designado como nave principal de la escuadra de Levante que configuraban otros ocho navíos comandados por el capitán Martín de Bertendona.

Sin embargo, tras el fracaso de la operación militar en aguas del canal de la Mancha, el buque tuvo que rodear Inglaterra e Irlanda para regresar a España. Una arriesgada maniobra que atravesaba territorio hostil y en el que las inclemencias meteorológicas nunca remitieron. Milagrosamente la 'Ragazzona' completó la ruta aunque a costa de sufrir graves desperfectos.

Llegó a la ría de Muros (La Coruña) en tan pésimas condiciones que una tormenta el 8 de diciembre de 1588 rompió los anclajes desplazando la embarcación hasta la ría de Ferrol, donde encalló y se hundió. Gracias a las crónicas se tenía bastante localizado la zona del naufragio, pero ninguna expedición había tratado de confirmarlo. De hecho, los primeros restos que indicaron el lugar del pecio fueron encontrados por un submarinista aficionado en 1990. Por fin, el pasado 4 de marzo el equipo de investigadores de Arqueopat de la Universidad de Santiago bajo las órdenes de David Fernández Abella comenzaron los trabajos de exploración submarina. Durante cinco jornadas dos equipos de siete buzos se turnaron en las laboras de búsqueda del pecio en inmersiones de 60 a 90 minutos en las frías aguas de la ría de apenas 13 grados.

En sus incursiones descubrieron restos metálicos de la artillería y de grandes cañones pertenecientes al navío. La zona arqueológica detectada se encuentra a una profundidad de entre 7 y 12 metros y se extiende unos 900 metros cuadrados. Sin embargo, los investigadores no encontraron objetos de valor como cerámicas, que además, facilitarían la datación del pecio para confirmar al 100% su identidad.

La ausencia de estos elementos y las fracturas y daños «intencionados» en algunas piezas hacen concluir a los investigadores que el pecio ha sido expoliado. En cualquier caso, esta zona será incluida en la carta arqueológica subacuática de Galicia y la Armada se encargará de garantizar su protección al tratarse de un punto de interés cultural.