La nueva primavera de la Alianza de Civilizaciones
García-Margallo apoya «fuertemente» el papel de esta iniciativa asumida por la ONU para facilitar los procesos de reforma en los países árabes
Actualizado: GuardarJosé Manuel García-Margallo apoya «fuertemente» el papel de la Alianza de Civilizaciones como facilitadora de los procesos de reforma y transición política en los países de la 'primavera árabe'. El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación se ha convertido en uno de los más entusiastas defensores de la iniciativa que copatrocinó José Luis Rodríguez Zapatero junto al primer ministro turco, Recep Tayipp Erdogan. El programa, asumido por Naciones Unidas para promocionar el diálogo entre distintas culturas y religiones, fue denostado desde su inicio por el PP, que ahora lo ha hecho suyo para conseguir un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016.
El jefe de la diplomacia española considera que la Alianza «fomenta los valores clave como la tolerancia, las libertades fundamentales, el respeto de los derechos humanos y el respeto a las minorías» para consolidar las estructuras democráticas en los países de la 'primavera árabe', algunos de los cuales viven ahora momentos convulsos. García-Margallo trasmitió este mensaje a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, en un encuentro paralelo al V Foro de la Alianza de Civilizaciones que se ha celebrado en Viena.
El respaldo financiero, sin embargo, se ha resentido por la crisis económica. En el Presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores para 2013 no existe ninguna dotación específica para la Alianza de Civilizaciones. Dentro del ejercicio 2012, con cargo al Fondo para la Promoción del Desarrollo, el Consejo de Ministros aprobó el pasado 21 de diciembre una contribución de 300.000 euros al Secretariado de la Alianza de Civilizaciones, como aportación para el bienio 2012-2013.
Una partida muy inferior a la última, que ascendió a 859.885 dólares (alrededor de 668.000 euros) y lejos del millón y medio que se aprobó en 2007. Desde que arrancó la iniciativa, España ha aportado 4.372.668 euros, lo que nos convierte en el primer contribuyente de la Alianza, por delante de Turquía, Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos. El propio Ban Ki-moon agradeció en Nueva York a Rajoy esta contribución. Hay que añadir la cifra que España dedicará a impulsar su candidatura para logra un sillón en la ONU, que asciende a 622.180 euros.
De Suleimán a Erdogan
En el foro celebrado en la capital austríaca, Erdogan defendió la necesidad de un diálogo entre las religiones y criticó la «creciente islamofobia». En ese contexto, el primer ministro turco abogó por que el rechazo abierto al islam «sea considerado como un crimen contra la humanidad como lo son el fascismo o el antisemitismo», una comparación, ésta última, que le ha valido fuertes críticas. Erdogan habla sobre diálogo en Viena, 484 años después de que la ciudad resistiera el asedio del mítico Suleimán -en la defensa de la ciudad participaron 700 arcabuceros españoles-, y que supuso el freno, primero, y el retroceso, después, del imperio otomano. El hecho de que Viena haya sido la anfitriona de este Foro tiene, en efecto, un gran valor simbólico.
Y antecedentes menos alejados en el tiempo. En noviembre del año pasado Austria, España y Arabia Saudí inauguraban en la capital del Danubio el Centro Rey Abdalá bin Abdelaziz para el Diálogo Interreligioso para que, en unos momentos de grandes turbulencias en el mundo, la religión no sea un problema, como ocurre muchas veces, sino una solución. El centro está financiado por Riad. En su puesta en marcha participaron representantes muy cualificados de distintos credos, pero hubo uno que sobresalió por en cima de todos, por el alcance estratégico de su presencia: el cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, en nombre de la Santa Sede, que se ha adherido a la iniciativa como 'observador' fundador'. El español Miguel Ángel Ayuso Guixot, misionero comboniano y rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islamistas, con sede en Roma.
Pero fue en julio de 2008 cuando el Patio de los Austrias del palacio de El Pardo acogió a un centenar de líderes de las principales religiones del mundo, convocados por el rey de Arabia Saudí, al que también asistió el cardenal Tauran. Entonces mandaba José Luis Rodríguez Zapatero y la ministra de Exteriores era Trinidad Jiménez, se encargó de organizar la Conferencia Internacional para el Diálogo.
Aunque lo realmente valioso fue que el origen para aquella cita venía de La Meca y que el rey Abdalá bin Abdelaziz pretendía reforzar a los sectores más abiertos del país, considerado la cuna del islam. En aquel encuentro se apuntaló el proyecto para abrir el centro de Viena, como luego ocurrió, si bien antes se firmó el acuerdo en la capital austriaca en octubre de 2011.