Lanzamiento del Amazonas 3 desde la base de Kourou :: HISPASAT Preparativos para el despegue :: HISPASAT
Economia

El negocio de los alquileres en órbita

La apuesta por Latinoamérica permite al grupo realizar el 55% de su facturación al otro lado del Atlántico Hispasat tiene cedida la casi totalidad del Amazonas 3, el satélite de comunicaciones que cubre Brasil

MADRID. Actualizado: Guardar
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Cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡despegue!. En la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, los lanzamientos de satélites por Arianespace son casi una rutina, pero no por ello dejan de celebrarse. El pasado 7 de febrero, un cohete Ariane 5 lanzó con éxito el Amazonas 3 de Hispasat. En las semanas transcurridas desde esa fecha, el décimo satélite del grupo empresarial español ya se ha ubicado en el lugar previsto en órbita geoestacionaria y ahora ultima las pruebas para su entrada en servicio comercial el mes próximo.

Cada lanzamiento pone mucho dinero en juego. No solo el coste del satélite -unos 250 millones, entre fabricación, lanzador, seguro y otros gastos- sino el lucro cesante que un fracaso puede suponer en un negocio que, pese a la crisis, se encuentra en plena ebullición. No ha sido el caso, porque el satélite se lanzó en la primera ventana de oportunidad convenida, y ha superado, una tras otra, las fases de localización adecuada y control de funcionamiento de sus delicados sistemas. Debe 'sobrevivir', 36.000 kilómetros por encima del ecuador, durante 15 años -131.400 horas de operaciones-, sin suministros ni mantenimiento, en ausencia de gravedad y soportando temperaturas mucho más rigurosas que las del Sahara o los polos.

Miguel Ángel Redondo, director de Misiones y Gestión de Flota de Hispasat explica que «la entrada en servicio del Amazonas 3 supone el inicio de su comercialización. Es el momento en que el satélite empieza a generar rentabilidad para la compañía, porque ya se puede subir la señal de clientes para difundirla y hacer efectivos los contratos comerciales por la capacidad satelital cedida, que es la base de este negocio».

Redondo añade que el Amazonas 3 se lanzó «con casi toda su capacidad vendida», porque se destina en parte a sustituir al Amazonas 1, primer satélite de Hispasat en Brasil y que está ya en el final de su vida útil, por lo que los clientes a los que daba servicio se transferirán al nuevo satélite. Además, la alta demanda existente en estos momentos en el mercado latinoamericano ha permitido también vender la nueva capacidad en banda Ka del Amazonas 3 antes del lanzamiento. La banda Ka proporciona mayores anchos de banda, mientras permite utilizar terminales más pequeños.

El satélite ya tiene arrendados casi todos sus 52 transpondedores, o dispositivos que reciben de la tierra una señal en un rango de frecuencias y la retransmiten al tiempo en una banda diferente. Los clientes los alquilan total o parcialmente y les dan usos como la difusión de plataformas de televisión, el despliegue de redes de telefonía fija y móvil, el suministro de banda ancha sin limitación geográfica, la teleenseñanza y telemedicina...

¿Cómo se explica el auge de este negocio? El consejero delegado de Hispasat, Carlos Espinós, lo atribuye a la apuesta por la internacionalización. «En un momento en que los mercados europeos se estancan o se retraen, la actividad al otro lado del Atlántico nos ha permitido equilibrar los ingresos», comenta.

Espinós detalla que de los 200,3 millones de ingresos obtenidos por el grupo el pasado año, 196,6 millones correspondieron al arrendamiento de capacidad espacial. El 44% de esta cifra procedió de clientes europeos, y el 55% fue contratado por clientes del continente americano.

Cuenta la oportunidad en la toma de decisiones. Amazonas 3 y el satélite que le sigue, Amazonas 4A, están en posición orbital 61º oeste, y permitirán difundir la señal sobre Brasil, país en plena expansión, donde se van a celebrar los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol.

«Es muy importante manejar los tiempos -reconoce- porque un satélite tarda entre dos y tres años en fabricarse, y esos plazos en el sector de las telecomunicaciones es como hablar del infinito. Si llegas tarde, la competencia te quita el sitio. Y si te equivocas, te quedas colgado con una inversión multimillonaria».

Las facilidades con que el grupo financia sus inversiones parecen refrendar el acierto. La comunicación por satélite, por cuya supervivencia se temió hace un cuarto de siglo, ha sabido reinventarse. La difusión de señales de televisión, la conectividad con puntos remotos y el acceso a internet de alta velocidad son sus nichos de mercado.