
El pueblo de Chávez llora su pérdida
Los restos mortales reposan en la Academia Militar, donde se celebrará su funeralLos fieles seguidores del comandante desfilaron ante la capilla ardiente, adond acudieron también varios presidentes latinoamericanos
CARACAS. Actualizado: Guardar«Está ahí, pero mi comandante es inmortal». Ataviado con una gorra de Chávez y una bandera venezolana en la mano, Saúl Mantano se descompuso al ver el rostro del carismático líder. «Cónchale, era nuestro presidente y está en una urna, no lo quería ver muerto pero es una realidad», dijo contrariado este líder comunal y vendedor ambulante de 49 años. Como él, cientos de miles de personas lo dejaron todo durante unas horas para ver el cadáver del presidente, «aunque sea sólo un segundo», lamentó Pedro Yáñez, que había viajado desde Bolívar, a 450 kilómetros de Caracas. Ese es el tiempo que pudieron permanecer junto al ataúd quienes quisieron dar su último adiós a Chávez, cuyos restos reposan en la Academia Militar donde hoy por la mañana se oficiará su funeral.
Después de una procesión de siete horas por las calles de la capital, los restos del mandatario llegaron por fin al lugar a las 18.00 horas del miércoles (23.30 horas en España). La capilla ardiente se instaló en el inmenso Salón Libertador, donde lo velaron por turnos. Primero la presidenta argentina Cristina Fernández con el presidente de Uruguay, José Mujica y el de Bolivia, Evo Morales. Les relevaron el presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro, junto al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello y altas autoridades del país. Y por fin, la familia al completo de Chávez: su madre Elena; sus hermanos Adán, Argenis, Narciso, Aníbal y Adelys; sus hijos Rosa Virginia, María Gabriela, Hugo Rafael y Rosinés, y una de sus nietas, Gabriela Rivero, aclamados por los presentes. Entonces llegó la vez del pueblo que esperaba afuera, abarrotando las calles.
Se abrieron las puertas del salón y entraron los primeros fieles. En las inmediaciones de la Academia se habían formado tres colas -una exclusivamente para ancianos- que se perdían zigzagueantes más allá del paseo de Los Próceres. Se les impidió llevar teléfonos móviles y sacar fotografías, la única imagen que se pudo ver la proporcionó la cámara oficial que transmitía ininterrumpidamente para la televisión.
Bandera venezolana
Abierto hasta la mitad el ataúd de madera cubierto por la bandera venezolana, tras el cristal la estampa era impecable. Vestido de traje verde oliva y corbata negra y coronado con su emblemática boina roja, el cuerpo del comandante reposaba flanqueado por una guardia de honor del Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional. A la cabeza, una gran cruz dorada. A sus pies, una espada de oro, símbolo del Libertador Simón Bolívar. Sobre su abdomen se apreciaba una banda roja donde letras bordadas con hilos dorados formaban la palabra 'Milicia', un cuerpo de 120.000 civiles en armas que él formó.
Desconsolados, muchos no podían evitar el llanto en esos pocos segundos ante el féretro. «Vi hermoso su rostro. Lo recordaremos como él era, como él vivió», reconoció Yelitze Santaella, la gobernadora oficialista del Estado de Monagas. Yosvelis Blanco, de 38 años, durmió toda la noche a la intemperie pero consiguió ver al comandante. «No se pudo despedir de nosotros, por eso estoy aquí», explicó en el pasillo del salón de honor.
Lenon Contreras y su novia Annetsasha Campos tampoco dudaron en cuanto conocieron la muerte de Chávez. «Estábamos en casa y al poner la televisión vimos que la cadena tenía aires de luto», recordó Annetasha. Tomaron el autobús en Ciudad Guayana, 500 kilómetros al sureste de Caracas, y se sumaron a la fila en el exterior de la Academia Militar.