Cristina Fernández, José Mujica y Evo Morales, ante el ataúd de Chávez. :: AFP
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Cristina Fernández regresa a Buenos Aires para evitar una presencia incómoda

La presidenta argentina no quiere coincidir en la despedida del líder revolucionario con Mahmud Ahmadineyad, que viajará a Caracas

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Apenas supo del fallecimiento de Hugo Chávez, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, viajó a Caracas. Junto a su colega uruguayo José Mujica y al boliviano Evo Morales, volaron de noche y fueron los primeros en llegar. La mandataria había estado en enero en Cuba y había visitado a la familia de Chávez en el hospital donde estaba ingresado, pero no le vio. Le dejó como obsequio una Biblia. Mujica y su esposa se sumaron al avión presidencial argentino, en el que también viajaron el canciller Héctor Timerman, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y otros funcionarios, legisladores y dirigentes políticos. Voló también con ella su hermana Giselle Fernández, médica; y su hija Florencia Kirchner, y se alojaron en el más lujoso hotel de Caracas, el Intercontinental Tamanaco.

En otro avión, un chárter de la Fuerza Aérea, viajaron otros funcionarios, dirigentes políticos, sindicales y legisladores del oficialismo y la oposición.

De riguroso luto desde que murió su esposo y antecesor en el cargo Néstor Kirchner en 2010, la presidenta, que había llegado «muy angustiada» según comentó el embajador argentino en Caracas, se mostró conmovida pero tranquila durante el velorio. Chávez había estado presente en el funeral de su esposo y fue un gran sostén afectivo y político para ella en la región hasta que enfermó. «Hombres como Chávez no mueren, se siembran», sostuvo contundente Cristina Fernández a la prensa.

En Argentina se especulaba con la posibilidad de que Fernández sea oradora principal en el funeral que se realiza hoy. No obstante, la mandataria emprendía su regreso a Buenos Aires, justo cuando comenzaban a llegar los demás presidentes para mostrar sus respetos por el presidente venezolano. La sorpresiva decisión fue interpretada en Buenos Aires como un gesto para eludir al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, que anunció ayer mediante la agencia oficial iraní que asistiría a la despedida.

El representante de la república islámica era amigo de Chávez pero resulta una visita incómoda para Cristina, cuyo país acaba de firmar con Irán un controvertido acuerdo para avanzar en la investigación del atentado a la mutua judía en 1994, en el que estarían involucrados iraníes, uno de ellos integrante del gabinete del mandatario.