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«Todos somos africanos»
Santiago Auserón habla de su negrofilia musical en el libro 'El ritmo perdido', del que ayer dio cuenta en las 'Presencias Literarias'
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEl alter ego de Juan Perro, Santiago Auserón, trata de responder a su última obsesión en el libro 'El ritmo perdido. Sobre el influjo negro en la canción española'. De la negritud de nuestra música le interesa un fenómeno que, al advertirlo, nos daremos cuenta de lo absurdo que resulta ponerle orígenes y fronteras a la música. «Es el fenómeno que se produce cuando diversos géneros y razas, incluso en conflicto, encuentran la manera de contagiar su música al enemigo».
Ayer, en las 'Presencias Literarias' de la UCA, en una entrevista dirigida por el periodista Blas Fernández, el ex de Radio Futura, explicó su rastreo ante el público gaditano. Una negrofilia que se explica al comprobar que somos «herederos de esos negros expatriados que transformaron con su música incluso la gestualidad de los blancos». Obsesionado con esa «chispa» que se produce entre los pueblos, que pasa de la conquista al contagio, Auserón marchó hace tres décadas a Cuba. «Hasta entonces había un hiato entre los ritmos y versos afroamericanos con el castellano. Ya desde la furgoneta de Radio Futura había mucho palique sobre música y pensábamos que debía haber un fenómeno equivalente latino al reggae», explicó el musicólogo y cantante que hoy se convierte en Juan Perro dentro de un concierto del ciclo 'Campus Rock'. Auserón encontró esa equivalencia en La Habana, en un cassette de un guayabero que practicaba un 'talking' blues en castellano y combinaba las cuartetas del Siglo de Oro y las décimas de Vicente Espinel.
Otro redescubrimiento. Como el que empezó a experimentar en su adolescencia cuando se trasladó de Zaragoza al pequeño pueblo onubense de Villanueva de los Castillejos. «No entendía nada y tuve que descubrir mi lengua musicalmente otra vez», explicó. Al Andalus es protagonista de 'El ritmo perdido'. Lo es por su herencia musical, el flamenco, «presencia viva de una parte de la cultura polirítmica africana», resaltó Auserón. A modo de conclusión el también filósofo avisa: «Todos somos africanos, así que no podemos flipar con los marcajes étnicos. No se trata de seguir el origen de las músicas sino de comprobar sus combinaciones».