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MI RECUERDO DE CHÁVEZ

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Chávez se retrasaba en su cita con Aznar en Naciones Unidas y yo, embajador allí, acudí a buscarlo. Me pareció simpático, campechano, un tanto histriónico. En el trayecto de ida y vuelta por los pasillos, los presidentes celebran entrevistas en feos cubículos montados al efecto en ellos mientras sigue la catarata inoperante de discursos en la Asamblea. Chávez habló a la pata la llana, piropeó a España a pesar de cómo lo «trataba nuestra prensa». Me interesé por su agravio con nuestros medios e inmediatamente afloró 'El País'. Según él, el diario madrileño no sólo propalaba insidias sobre operaciones vidriosas de la primera dama venezolana utilizando la cobertura de una ONG, sino que empleaba reiteradamente el harto peyorativo término de «la mujer» del presidente. Presumí que en su tierra mujer debía equivaler a querida, amante.y me apresuré a aclararle que en España eso no tenía la menor connotación denigrante. Se paró incrédulo y tuve que repetirle : «Presidente, si mi esposa, criada en Venezuela, apareciese por este pasillo yo diría presidente, le voy a presentar a mi mujer. No diría esposa porque en España, a veces, suena cursi».

Chávez quedó un tanto atónito de que todo un embajador de España, incluso con pajarita, pudiera tratar de «mujer» a su cónyuge. Al menos en esto, solo en esto por lo que he leído posteriormente, era un hombre inclinado a ver asechanzas imperialistas en cualquier crítica sistemática de su régimen (insólito contubernio sería el de 'El País' y los yanquis). Nunca llegó a estar contento con la prensa española y el episodio del «¿por qué no te callas?» y el eco que tuvo aquí agrandaron la ofensa. El Rey le robó el show y eso, a una persona a la que gustaban los focos, no le gustó.

El venezolano, risueño, se disculparía con Aznar por la tardanza y la entrevista, aunque desconfiaban mutuamente -los dos se llevaban bien en esos momentos-, transcurrió muy amistosamente. El petróleo acababa de subir y Chávez exclamó gozoso: «¿ Te acuerdas, José María, cuando me pronosticaste que se pondría a 25 o 26 dólares y te contesté que eso solucionaba mis problemas? Pues ya está ahí!». Aznar se congratuló por él. El petróleo se multiplicaría pronto por cinco. Chávez no pudo solucionar todos sus problemas, pero se convirtió en el rey Midas de varios regímenes de izquierda americanos. Cuba lo va a echar de menos.