Una delegada de la provincia de Guizhou, a la salida de la sesión inaugural de la Asamblea Nacional Popular en Pekín. :: MARK RALSTON/ AFP
MUNDO

Wen Jiabao dibuja el rumbo de China

El primer ministro se despide del cargo pidiendo reformas y augurando un futuro brillante al país, que este año crecerá un 7,5%

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Déjà vu. Es la sensación que ayer provocó el último discurso de Wen Jiabao como primer ministro de China. Porque, al igual que el año anterior, pidió continuar con la apertura que ha convertido al país en la segunda potencia mundial, sin ahondar más en los detalles de una transformación que se presupone también política, y predijo un crecimiento económico del 7,5% -tres décimas menos que el año pasado- y una inflación del 3,5% para este ejercicio. Tan poco innovadora fue su alocución en la inauguración de la Asamblea Nacional Popular (ANP) que lo más llamativo de la misma fueron las fotografías de los delegados que se durmieron mientras Wen leía, durante 100 minutos, el prolijo balance de los últimos cinco años.

A pesar de la falta de sorpresas, ayer se conoció uno de los datos que más revuelo levanta cada año: el presupuesto de Defensa de China. 720.168 millones de yuanes (89.000 millones de euros). Si bien esta cifra supone un aumento del 10,7% frente a la presupuestada en 2012, es incluso menor que la partida destinada a seguridad interna -algo que indica miedo a la inestabilidad social-, y su peso en las cuentas globales del Estado se mantiene prácticamente invariable.

Esto último se debe, en gran medida, a que el país aumentará todavía más otras partidas -sobre todo las dedicadas a servicios sociales- sin miedo a aumentar el déficit fiscal y con el fin de reducir las diferencias sociales existentes. De hecho, Wen se despide con una seria advertencia sobre el rumbo del desarrollo chino, que considera «desequilibrado, descoordinado, e insostenible».

Para tratar de corregirlo, el Ejecutivo cuya cúpula será renovada al final de la ANP ha aprobado un presupuesto que incluye aumentos sin precedentes en Sanidad -un 27% más-, en subvenciones de desempleo e incentivos sociales -13,9%-, y en iniciativas medioambientales -18,8%-. «Tenemos que asegurarnos de que mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos sea el punto de partida y el objetivo final del Gobierno, y dar prioridad absoluta a fortalecer el desarrollo social».

Eso sí, según Wen, China va por el buen camino y tendrá «un futuro brillante». Para demostrarlo, repasó algunos de los logros más impresionantes del país en el último lustro. «Hemos superado la crisis global creciendo a un buen ritmo y el país se ha convertido en la segunda potencia mundial; hemos creado 58,7 millones de empleos urbanos; y la renta per cápita de la población urbana ha crecido una media del 8,8% al año, mientras que la población rural ha aumentado su poder adquisitivo en un 9,9% anual».

Cambio de guardia

Pero el primer ministro no profundizó en el rumbo que tiene que tomar el 'socialismo con características chinas'. La apertura política siempre aparece de forma tangencial en los discursos de Wen, que quiere pasar a la posteridad como un reformista pero que nunca delinea una hoja de ruta para su implementación. Y, aunque la menciona a menudo, tampoco convence en su determinación para combatir la corrupción. «La gente tiene sed, pero no se le da de beber. No ha respondido satisfactoriamente a los asuntos que preocupan a la población, sobre todo en la lucha contra la corrupción», criticó, en declaraciones al diario británico 'The Guardian', el académico Chen Zimin.

En los próximos once días la ANP continuará con su reunión anual para delinear el futuro de China y el cambio de guardia que protagonizará la próxima generación de líderes, encabezada por Xi Jinping y Li Keqiang. Estos tendrán que dar contenido más preciso a las líneas maestras esbozadas por Wen Jiabao y Hu Jintao. Pero no parece que en la próxima década el gigante asiático vaya a tomar el camino hacia la democracia.