Carlos Floriano, Dolores de Cospedal y Esteban González Pons, tras un anterior comité de los populares. :: JAIME GARCÍA
ESPAÑA

La gestión del 'caso Bárcenas' noquea a la dirección del PP en apenas un mes

Cospedal opta por el apagón informativo tras salir al paso de las dudas suscitadas por su modo de lidiar con el escándalo del extesorero

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Fundido a negro. La gestión del 'caso Bárcenas', que ha sumido al Partido Popular en un estado de excitación y sobresalto permanente, parece haber desembocado en una situación de bloqueo. Sigue sin haber materialización de la demanda que los miembros de la cúpula popular iban a presentar contra su extesorero y tampoco hay explicaciones. Ni María Dolores de Cospedal ni ningún otro portavoz del partido quisieron comparecer ayer para dar cuenta de lo abordado en el comité de dirección, que reúne a la secretaria general con los vicesecretarios y los portavoces parlamentarios. Un silencio atípico.

La anomalía -hasta ahora, cuando no ha habido rueda de prensa ha sido porque tampoco ha habido comité, como ocurrió hace quince días- llega después de una semana intensa en la que Bárcenas llegó a denunciar al PP por el robo de dos ordenadores y a interponer una demanda por despido improcedente. Pero, sobre todo, llega después de un mes de explicaciones a medias y rectificaciones que han contribuido a generar un clima de desconfianza también en el seno del partido.

El último de estos episodios lo protagonizó la propia Cospedal el lunes pasado al hablar de «pago en diferido» de la indemnización y de «contrato en forma de simulación», en un intento de justificar que el PP hubiera estado pagando hasta diciembre un sueldo con sus correspondientes cuotas de la Seguridad Social al extesorero, supuestamente despedido en 2010.

La secretaria general trató de contrarrestar el viernes los rumores que hablan de descontento interno hacia su gestión. «Los compañeros con los que hablo todos los días me trasladan que el partido debe de funcionar como está funcionando: bien, con contundencia, transparencia y claridad», dijo. Y algo similar intentó ayer, justo antes de que se confirmara el apagón informativo, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Dadas las circunstancias, no eligió bien el elogio, que al parecer pretendía serlo, hacia la número dos de su formación: «Lo que debe hacer el PP es aclarar a todos los ciudadanos lo que ha ocurrido».

Luis, el «pillo»

A esos efectos, sirvió de poco la comparecencia en el Congreso del portavoz adjunto del grupo parlamentario, Rafael Merino, el único que se puso a tiro de las cámaras por decisión estratégica. Habló de la cifra del paro, que era lo que tocaba según dicen en el PP. De lo demás dijo saber lo mismo que la prensa. Nada nuevo. Tanto en la dirección del grupo, Alfonso Alonso, como en el Gobierno, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, llevan semanas despejando hacia el partido un día sí y otro también cualquier pregunta espinosa.

Feijóo sí fue, sin embargo, un poco más allá. «Bárcenas ha engañado al fisco y probablemente a la Justicia. No es de extrañar que un señor que engaña al fisco con tanta facilidad pueda engañar también a dirigentes de mi partido», dijo. Llegó a calificar incluso al extesorero del PP de «pillo». Ya es más de lo que ha hecho Mariano Rajoy que, desde que estalló el escándalo que apunta a supuestos pagos en B a la cúpula del partido, ni siquiera ha pronunciado su nombre en público.

La demanda que él mismo anunció en el Comité Ejecutivo Nacional del 21 de enero contra Bárcenas, y contra algunos medios de comunicación, sigue pendiente. Y ya se sabe que no tendrá carácter personal, es decir, que Mariano Rajoy no se querellará en solitario como hizo Cospedal, para sorpresa de sus propios correligionarios, a pesar de que aparece en los documentos de Bárcenas como supuesto receptor de dinero negro. Este asunto también genera inquietud de puertas adentro.

En el PP insisten, en todo caso, que la acción judicial colectiva se está «ultimando». Es la respuesta estándar después de que se hayan incumplido varios plazos aproximados.