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La calma se queda en casa
A poco del final, Riki daba los tres puntos al filial en un insulso choque que parecía destinado al empate El Cádiz B suma tres valiosos puntos ante el Conil en el derbi
PUERTO REAL. Actualizado: GuardarCádiz B y Conil se jugaban mucho. La tranquilidad se disputaba sobre el terreno de la ciudad deportiva gaditana, siempre con el viento como tercero en cuestión. Y se la quedaba quien más la necesitaba, el conjunto de Carrillo, que recupera su autoestima después de los últimos batacazos. Esta vez, y al contrario de lo habitual, ganó más de lo que mereció.
El filial, por aquello de jugar en casa, intentaba llevar la iniciativa, queriendo profundizar en las mínimas grietas que dejaba el conjunto de Pepe Mejías, un peligro en las acciones de estrategia. El tiempo difuminaba los nervios amarillos, espoleados por los últimos tropiezos, y rescataba la mayor calidad de los cadistas.
Carrillo adelantaba líneas, y los locales empezaban a crear peligro por banda. Dirigidos por Juanmi y Titi, merodeaban los dominios de Kiko pero sin acierto en el último pase. Sólo un disparo raso y seco de Gasca, bien despejado por el portero conileño, destacaba en una insulsa primera mitad.
La misma tónica se mantenía tras el descanso. El punto resultaba un valor demasiado preciado como para perderlo por una locura. El Cádiz B seguía marcando el ritmo, lento y pausado en contra de sus intereses, mientras que el Conil lo intentaba con contragolpes que partían desde muy lejos y morían muy pronto.
El técnico cadista retiraba del campo a Japón y colocaba a Riki como hombre más adelantado. Mejías apostaba por la velocidad y el toque para sorprender en la recta final del encuentro. Sin embargo, se notaba que ambas escuadras se guardaban las espaldas. Disparos lejanos y centrados apenas suponían peligro para los porteros.
Mejías impedía que sus pupilos se metieran atrás, mientras que los cachorros cadistas no encontraban hueco en la retaguardia azulina. El choque se encaminaba a la igualada, pero Riki cambiaba el destino. Caballero lanzaba la falta, que peinaban en el punto de penalti y el delantero jerezano remachaba con la cabeza en el segundo palo. El tanto enervaba a los conileños, que protestaban la labor del colegiado y veían como de nuevo, cerca del descuento, se le escapaba un punto. Tres sumaban los cadistas para recuperar esa tranquilidad.