Pocas esperanzas
El sector industrial ha visto que en tan sólo cinco años el número de desempleados se ha duplicado y lo peor es que la situación no hace más que empeorar
Actualizado: GuardarCorren malos tiempos. Atravesamos una dura etapa económica que no deja de aumentar las cifras del paro y esta realidad tiene en Cádiz su mejor ejemplo. La provincia pasa por su peor momento y es en el sector industrial donde mejor se refleja esta situación.
Los trabajadores del metal llevan meses echándose a la calle para reivindicar una carga de trabajo que no llega y que está llevando a la desaparición de su sector. La situación se ha agravado tanto que desde hace unas semanas los operarios han decidido que ya no tienen nada que perder y van a por todas. La defensa de sus puestos de trabajo y de las bases de su convenio colectivo les ha llevado a lanzarse a la protesta diaria. Y la verdad es que, sin llegar a perder el control, las causas son de peso.
Si comparamos las cifras, en enero de 2007 había 7.977 parados del metal frente a los 16.496 que hay ahora mismo, es decir, más de 7.000 personas han perdido su empleo en los últimos cinco años, y según los últimos movimientos la cifra va en aumento.
La crisis ha afectado directamente a uno de los sectores más productivos de la provincia. De él dependen 10.000 familias y la parálisis que sufren ahora mismo los astilleros de Cádiz les ponen en una difícil posición.
Tras el cierre definitivo de Gadir Solar y Delphi, ahora es Navantia la que pasa por uno de los peores momentos. La dirección de la compañía ya ha informado a los comités de que la situación es muy grave debido a la falta de carga de trabajo. Entre los primeros pasos que ha dado para intentar solucionar esta debacle está reducir los contratos con las empresas auxiliares para pasar estas tareas a los trabajadores del propio astillero y trasladar mano de obra de las plantas menos activas, como la Puerto Real, a otras donde haya un poco más de actividades. Estas medidas han llevado a los empleados a temer drásticos recortes en la plantilla que todo apunta a que se conocerán antes de lo esperado.
Y lo peor de esta situación es que no hay visos de solución. Tras el fracaso del plan de Las Aletas no quedan muchas opciones para un sector abocado a su reconversión.