Italia se asoma a un cambio de época al borde del caos
Bersani puede no ganar, Monti quizá fracase, Berlusconi tal vez se hunda y Grillo a lo mejor es el único triunfador
ROMA. Actualizado: GuardarLas elecciones de hoy y mañana en Italia son rematadamente complejas y solo hay un escenario posible, aunque no el más probable, que signifique tranquilidad, estabilidad y con suerte una legislatura completa de cinco años, aunque seguro que se pegarán entre ellos: una victoria cómoda de Pierluigi Bersani, del Partido Demócrata (PD), de centroizquierda, aliado con la formación de extrema izquierda de Nichi Vendola SEL (Izquierda Ecología y Libertad). Teóricamente al PD le toca, pues en Italia la alternancia siempre es matemática, porque todos lo hacen mal y la siguiente vez se prueba de forma resignada por el otro. Pero en esta ocasión los comicios se celebran en un clima de excepción y cambio de época que embarullan la situación.
El estado del país es tan desastroso, tras catorce años de crecimiento casi nulo, que se impone la urgencia de las míticas grandes reformas pendientes desde hace décadas, con decisiones difíciles, y sobre todo una regeneración y un cambio de mentalidad en la vida política, que ha tocado fondo en su indecencia. Millones de ciudadanos hartos de corrupción y abrasados a impuestos -la primera presión fiscal del mundo, un 55%- aporrean muy cabreados las puertas de palacio. Se da por hecha una transformación total del mapa político conocido de los últimos veinte años. La gran incógnita es el alcance de la irrupción del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo y su papel ahora que llega la hora de la verdad y de hacer política en serio. Sus candidatos anónimos, gente con otro trabajo y con ganas de cambiar las cosas, de hacer limpieza, pero sin un proyecto claro, son un misterio. Tal vez sean una sorpresa civil agradable, o a lo peor una tropa incontrolable. Podrían llegar a ser incluso el segundo partido, con más del 20% de los votos, pero el temor general es más bien a un resultado fragmentado, sin una victoria suficiente del PD y un tormentoso periodo de inestabilidad. Tal vez uno de esos Gobiernos italianos de toda la vida que duran seis meses. Hasta se podrían repetir las elecciones.
Hay una gran confusión y división. Por primera vez las elecciones no son cosa de dos partidos, sino al menos de cuatro. Bersani es el favorito, aunque ni entre los suyos entusiasme porque se teme más de lo mismo, la decepción a la primera de cambio. Pero aunque dé al menos imagen de seriedad, tiene escasa capacidad de atraer votantes conservadores. No se fían, la manía comunista en Italia está casi en la sangre. Pero el PD, ganando con un resultado discreto, puede ser el único partido tradicional que sobreviva a la quema.
Posible batacazo
Silvio Berlusconi solo aspira a no dejarle ganar y fastidiarle la mayoría en el Senado, donde se juegan los comicios, pues a causa de un sistema electoral demencial el PD podría no vencer en esta cámara. Sin embargo, entra dentro de lo posible que 'Il Cavaliere' se pegue el batacazo de su vida que entierre su larga aventura. Y su aliado histórico, la Liga Norte, castigada por la corrupción cuando eran los más puros del barrio, lo mismo. El centroderecha italiano de dos décadas puede quedar tocado de muerte. Sería, por fin, la clausura de la 'era Berlusconi'. Tras las urnas, al magnate le espera la sentencia del 'caso Ruby' por prostitución de menores y otras tres más.
Mario Monti proyectaba primero fundar un nuevo centroderecha, europeo y civilizado. Luego se conformó con ser el típico partido pequeño de centro que se acaba metiendo en el Gobierno. Su plan era ser el aliado impepinable de Bersani para completar su mayoría en el Senado si le iban mal las cosas, pero su jugada de entrar en política podría terminar mal para él y más aún para el PD. Los últimos sondeos permitidos, hace dos semanas, lo situaban en retroceso como cuarta fuerza, en torno al 15%, pero se rumorea que luego ha caído en picado.
El encanto de Monti funcionaba como profesor invitado a un Gobierno técnico, severo y ajeno a los juegos de poder. Ponerse a acariciar perros en la tele no ha hecho más que rebajarle a ser uno más del oficio, en un momento en que los políticos desatan alergias. Además esconde en su alianza -no se han hecho ni una foto juntos- a Fini y Casini, dos dinosaurios que llevan en esto desde 1982. Si cuando tenía las manos más libres para hacer reformas radicales, en el momento más trágico de la economía italiana de la posguerra, al final fue tibio, se sospecha que ahora lo será más aún.
Si su resultado al final es rácano puede arruinar al PD, que no tendría con quién pactar en caso de necesidad. Porque solo le quedarían Berlusconi o Grillo. Es aquí donde empezaría la oportunidad real del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) del cómico de cambiar las cosas, poniendo condiciones a una colaboración, y de comprobar si le interesa realmente. Hasta ahora todos los demás son una basura y no quieren mezclarse con nadie.