Sus necesidades
Actualizado: GuardarAbraham Maslow dibujó en 1943 la pirámide de las necesidades de los humanos: cuando se consigue algo, se piensa en lo siguiente. Abajo, en los cimientos de su esquema, está la respiración; arriba, la creatividad. Esto quiere decir que uno tiene que inspirar aire con oxígeno antes de plantearse si su trabajo le satisface, si el cuadro que cuelga del salón es de su gusto o si se ha convertido en el hombre que nunca quiso ser. Primero, respirar. Es obvio. «Poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto», escribió Gabriel Celaya. Ése es el suelo del asunto, que por lo alto admite cientos de pisos. Servidor ha visto a gente infeliz por no tener mesa en su restaurante de cabecera, porque su avión a Nassau se retrasaba media hora o porque no le sirvieron el vino a la temperatura adecuada. Es un asunto de ciencia, aunque en ocasiones uno sienta la necesidad de ayudar en su autorrealización de un buen cachetazo.
El español medio no está en esas miniardeces, ahora. Ha caído en los últimos años media docena de escalones, de espaldas y sin casco y en su vuelo se ha abierto la cabeza. Del bienestar a la caridad. Hay para todos. El tipo que debatía con los compadres sobre oportunidades de inversión en la República Checa, ahora no llega a fin de mes. El que compró dos casas en la costa, ahora busca en internet planes para hacer en Madrid en verano. El que se daba un homenaje con los niños en una venta una vez al mes y esto suponía un gran lujo, ahora espera en la cola de un comedor. Algunos han caído tanto que les cuesta respirar y los que todavía tienen para reír, se parten de acordarse de quiénes eran ellos mismos hace dos telediarios.
Si uno recuerda los debates que han llenado el Congreso de los Diputados en los últimos años, han cambiado pocas cosas. Si Maslow hubiera visto el de ayer, con sus señorías y sus necesidades, quizás reformulara su teoría y añadiese una categoría más, una por encima de todas las demás: demostrar al mundo quién la tiene más larga. O menos pequeña, lo mismo es.