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Goirigolzarri: «Hicimos un ejercicio de realismo que hoy nadie cuestiona»
El presidente de Bankia revela que De Guindos y Rato le llamaron el mismo día para que aceptara el cargo, cosa que hizo «por la economía española»
MADRID. Actualizado: GuardarJosé Ignacio Goirigolzarri defendió ayer ante el juez de la Audiencia Nacional que instruye el 'caso Bankia', Fernando Andreu, su gestión al frente de la entidad, a cuya presidencia accedió el 9 de mayo de 2012, justo dos días después de la dimisión de Rodrigo Rato. Según fuentes jurídicas, el ejecutivo declaró en calidad de testigo que su plan de saneamiento para la entidad -concretado en la petición de ayudas públicas por valor de 19.000 millones, cifra récord en la banca española- fue «un ejercicio de realismo que hoy nadie cuestiona». Y, aunque no criticó de forma expresa la labor del anterior equipo directivo, sí quiso dejar claro que su intención al coger los mandos del grupo financiero era precisamente «partir de cero».
Asimismo, en su declaración -que duró casi tres horas- dejó aseveraciones que tampoco sitúan en buen lugar la gestión del exvicepresidente del Gobierno. «Seguir negando la realidad no llevaba a ningún lado», afirmó ante el juez en referencia a su antecesor. «No se puede ir detrás de la curva», fue otra de sus frases, según las fuentes citadas. El máximo responsable de Bankia relató cómo fue el proceso que finalizó con su nombramiento. Los primeros días de mayo recibió una llamada de Rodrigo Rato en la que le ofrecía el cargo de consejero delegado. Goirigolzarri la rechazó porque quería «tener las manos libres» para desarrollar sus propios planes. El 7 de mayo, día de la dimisión de su antecesor, éste le volvió a llamar, pero esa vez para preguntarle si quería la presidencia de la entidad. No contestó y, apenas un par de horas después, recibió otra llamada. Esta vez fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien le hizo el mismo ofrecimiento. Aun ese mismo día, Goirigolzarri telefoneó a Rato para aceptar el cargo. El banquero testificó que no consultó a nadie antes de decidirse. «Bueno, sí, a mi mujer», precisó con ironía. A partir de ese momento, y después de hablar con los principales actores del caso -Banco de España, FROB, auditoras, etcétera- decidió hacer tabla rasa y «partir de cero». Su primera decisión fue la de convertir en acciones las participaciones obtenidas por el Fondo de Rescate Bancario en el grupo, una decisión que vio «clarísima» y que hacía presuponer que Bankia no iba a ser capaz de devolver en un futuro el importe de esas participaciones.
Respecto a la reformulación de los resultados de 2011, que pasaron de los 309 millones de beneficio hasta casi los 2.979 de pérdidas, Goirigolzarri no lo consideró un cambio de criterio sino «una modificación de estimaciones» que no suponía problema alguno, según él. Fue un cambio en la contabilidad basado en las fuertes provisiones frente a los activos tóxicos inmobiliarios, el verdadero talón de Aquiles de la entidad, insistió en su declaración.
Y en cuanto a las irregularidades percibidas por el Banco de España en su división inmobiliaria, Bankia Habitat, el ejecutivo reconoció al juez que la entidad está «revisando operaciones concretas que parecen no ortodoxas desde un punto de vista de operativa bancaria».
Tensión ante la Audiencia
La llegada de José Ignacio Goirigolzarri a la Audiencia Nacional estuvo rodeada de una gran tensión. El presidente de Bankia fue increpado por un grupo de afectados por las preferentes que se manifestaba frente a las puertas del tribunal. Los gritos de «Ladrones», «¿Dónde está nuestro dinero?» o «Bankia y PP la misma mierda es» arreciaron justo cuando bajó de su coche y entró en la sede de la Audiencia.
El fuerte dispositivo policial instalado en la zona impidió que los insultos y pitos dedicados al banquero se convirtieran en agresiones. No obstante, los agentes de las fuerzas de seguridad tuvieron que frenar la rabia de algunos manifestantes que intentaron acercarse a Goirigolzarri. Los ánimos se volvieron a caldear a la salida del presidente de Bankia, casi tres horas después del inicio de su declaración. Precisamente por motivos de seguridad, el coche en el que salió Goirigolzarri abandonó la calle Prim -sede de los juzgados- en dirección contraria.