La tasa Tobin
Actualizado: GuardarLrLa Tasa Tobin, o Tasa de Transacciones Financieras que la Unión Europea se dispone a implantar en los once estados que han aceptado el gravamen, fue propuesta por el premio Nobel James Tobin en 1971 con el fin de contrarrestar el efecto de la desregulación del sistema financiero que estaba teniendo lugar en los Estados Unidos-, con el fin de mantener un cierto control sobre la especulación y prevenir una nueva crisis mundial. como la que finalmente ha tenido lugar en 2008.
En los años noventa, aquella idea, medio olvidada, fue retomada por los militantes antiglobalización, en especial por la organización Attac, cuyas siglas son un acrónimo que evoca la tasa (Asociación para la Tasación de las Transacciones financieras para la Ayuda a los Ciudadanos). Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, relanzó el debate, ya no con una finalidad de control financiero sino para conseguir recursos destinados a la redistribución social. La izquierda radical europea pretendía acabar con las grandes desigualdades mundiales a través de un impuesto universal sobre los flujos de capital. James Tobin, por cierto, se distanció explícitamente de aquella apropiación de su idea, que interpretó como un atentado contra el libre comercio.
La crisis de 2008 ha resucitado como es natural la necesidad de recuperar ciertos controles sobre el sistema financiero, con el fin de evitar sus abusos y de poner cierto coto a la sobreabundancia de la economía virtual. Consecuentemente, los países centrales de la Unión Europea han tenido esta vez el coraje de implementar ese impuesto -un 0,1% sobre la compra de acciones y bonos y un 0.01% sobre los derivados-, que podrá recaudar entre 30.000 y 35.000 millones de euros en los países que lo implementan, de los cuales serán para España unos 4.000 ó 5.000 millones de euros. La tasa ya no tiene pretensiones de encarnar la justicia social en el mundo, aunque no cabe duda de que su puesta en vigor abre camino a una por ahora utópica operación global encaminada a erradicar el hambre física y a obtener los recursos básicos para una mínima sanidad universal.