Correa celebra su triunfo electoral ante sus seguidores. :: EFE
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Ecuador despeja el camino a la revolución de Correa

El partido del recién reelegido presidente logra también la ansiada mayoría parlamentaria que le permitirá aprobar sus propias leyes

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Rafael Correa continúa el camino de los líderes revolucionarios latinoamericanos que arrasan en cuantas consultas electorales se presentan. La del domingo fue su octava victoria en las urnas desde el 2006. Los datos daban cuenta de su triunfo por goleada. Y ayer el Consejo Nacional Electoral (CNE), también otorgó al gubernamental Movimiento Alianza País la mayoría legislativa. El reelecto jefe del Estado de Ecuador podrá así sacar adelante las leyes bloqueadas anteriormente por la oposición.

La prioridad para Correa es aprobar un nuevo código penal, seguido por la ley ambiental y la de comunicación, criticada por las ONG internacionales por vulnerar la libertad de expresión. Pese a las denuncias, el flamante presidente se muestra decidido a controlar a la que llama «prensa corrupta». «Con la prensa honesta no tenemos ningún problema pero hay uno de fondo con la que responde a grupos de poder. Ya no pone ni quita presidentes pero manipula», afirmó el mandatario y economista de 49 años, al tiempo que aseguró que «uno de los mayores derrotados -en los comicios generales- es esa prensa corrupta que hace politiquería, de las peores del mundo, y que va siempre contra los gobiernos progresistas».

Tendrá cuatro años para profundizar los cambios sociales de su 'Revolución Ciudadana', especialmente «a nivel rural» y diversificar «la matriz productiva». Orgulloso de haber labrado su andadura política «en paz», Correa dijo a su pueblo que «los soldados fueron ustedes y las balas fueron los votos, pero unidos nada ni nadie nos podrá vencer. Unidos somos invencibles». La estabilidad política, el crecimiento, los proyectos sociales y los planes de infraestructura son la mejor baza del presidente para lograr gran aceptación. En ese sentido, el jurista y catedrático Jorge Zavala Egas concluyó que en los comicios «se escogió un confort económico».

Correa suele ser acusado de intolerante y autoritario por la oposición. «Yo fui electo presidente de Ecuador, no Mr. Simpatía», declaró ayer al canal venezolano Telesur. Al mismo tiempo, se caracteriza por mantener un fuerte discurso antiliberal. De hecho, se opuso a las bases norteamericanas en Ecuador y, dada su negativa, Estados Unidos cerró la instalación de Manta un año antes de que expirara el contrato al confirmar que no sería renovado. Tampoco le gustan los tratados de Libre Comercio. En cambio, apuesta por consolidar el Sucre como moneda de cambio para las operaciones comerciales en América Latina.

Amplio margen

La victoria del presidente no fue una sorpresa. Era esperada. Y los resultados parciales confirmaron el aplastante triunfo que apuntaban las encuestas. Cosechó el 56,93% de los votos frente al 23,76% obtenido por su oponente más cercado, el exbanquero Guillermo Lasso, del que Correa sostuvo que era bueno que la nueva oposición provenga de una derecha ideológica.

El tercero, Lucio Gutiérrez, apenas llegaba al 6,05%. El resto de aspirantes prefirió quedar bajo mínimos y tener con qué negociar antes que aunar esfuerzos en un candidato único. Eso explica el «correazo» del mandatario: una ventaja de más del 33%.

La historia se repite también en la Asamblea Nacional. Faltan datos totales pero la tendencia favorece igualmente al Gobierno, que obtendría sobre el 60% de los 137 escaños. Con esta ventaja, el mandatario formado en Estados Unidos y Bélgica confía en afianzar su proyecto de país. «En Ecuador ya no manda la bancocracia, no manda la partidocracia, ni el Fondo Monetario Internacional, ni países hegemónicos. Con esta revolución aquí mandan los ciudadanos», defiende Correa.