INDUSTRIA

Preocupación en la factoría gaditana de Altadis ante la apertura de una planta en Polonia

Las nuevas instalaciones de Tarnovo serán el epicentro de la compañía para la producción y distribución de tabaco con menos costes laborales

Cádiz Actualizado: Guardar
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Los trabajadores de la planta gaditana de Altadis recelan de las nuevas instalaciones que abrirá la compañía en la localidad polaca de Tarnovo la próxima primavera. Los ingleses de Imperial Tobacco, multinacional que se hizo en 2009 con Altadis, han depositado su confianza y muchas expectativas de negocio en esta fábrica, situada en el corazón de la Europa del Este. La nueva planta está dotada de la última tecnología para la producción de tabaco en todas sus fases. Además, se convertirá en epicentro de la distribución de la mercancía. Su inauguración se prevé para el próximo abril y estará a pleno rendimiento a lo largo de este mismo año. Imperial Tobacco cuenta en Polonia con 1.600 trabajadores en la factoría de Radom y prevé aumentar la plantilla en 200 más, una vez que inaugure la planta de Tarnovo.

Esta inversión ha puesto en guardia a los trabajadores de Altadis en Cádiz, que observan con cierto recelo como la apertura de la nueva fábrica polaca puede tener consecuencias para el resto de factorías. La plantilla teme que la puesta en marcha de este complejo industrial obligue a una restructuración. Las multinacionales han visto en la Europa del Este la gallina de los huevos de oro para sacar adelante su producción a bajo coste. España no puede competir con los salarios que se pagan en Polonia, Bulgaria y Rumanía. Así, empresas como Visteon, Delphi y, más recientemente, los asiáticos de BWI han situado su punto de mira en estos países para abrir centros de trabajo con una mano de obra más barata que en el resto de la Unión Europea.

El presidente del comité de empresa de Altadis, en Cádiz, José Luis Marín, ha señalado que la factoría gaditana se encuentra a pleno rendimiento con cuatro turnos de trabajo, incluidos fines de semana y festivos. Los trabajadores esperan con impaciencia la presentación el próximo septiembre de la carga de trabajo para los próximos doce meses. La dirección de Imperial Tobacco cierra sus años fiscales a la vuelta del verano y es entonces cuando reprograma la actividad en todas sus factorías. La plantilla gaditana sostiene que será entonces cuando se desvele si la apertura de la nueva fábrica de Polonia tendrá un impacto en el resto de instalaciones de la compañía.

La planta gaditana de Altadis sufrió una profunda reconversión en 2009 tras el desembarco de Imperial Tobacco. Los nuevos gestores de la tabaquera diseñaron un ambicioso plan de restructuración que, en el caso de Cádiz, significó el cierre de su línea de producción de tabaco reconstituido, en junio de 2009, así como la extinción de la planta de preparación de liga, en diciembre de ese año. De esta forma, los ejecutivos ingleses dejaban la factoría de Cádiz como centro logístico y con una única línea de trabajo abierta: la de tabaco expandido. Este cambio significó la salida de 223 empleados.

La factoría gaditana se quedó con 67 personas. Este contingente aumentó hasta los 78, una vez que la dirección de la empresa desvió la producción de otras plantas. La media de edad de los trabajadores ronda los 51 años. En estos momentos, la factoría de Altadis produce en Cádiz 600 cajas diarias de tabaco expandido, de 36 kilos cada una de ellas. Esta producción va dirigida principalmente a la planta de Logroño para su tratamiento. En estos cuatro últimos años, Imperial Tobacco ha cerrado en España las plantas de Altadis de Palazuelo, en Cáceres, y la de Alicante. La compañía mantiene operativas las instalaciones de Logroño, Santander y Cádiz. Esta última ocupa 140.000 metros cuadrados en el recinto exterior de la Zona Franca. La plantilla sabe que los costes de mantenimiento de este inmenso solar son muy altos y, sin embargo, solo está en funcionamiento una línea de producción y los almacenes.

La factoría gaditana de Altadis ha sufrido desde 1993 un total de seis expedientes de regulación de empleo. A principios de los noventa contaba con una plantilla de 1.050 trabajadores.

Imperial Tobacco lanzó una OPA sobre Altadis en 2008 y a mediados de año se hizo con la tabacalera hispano-francesa. Los ingleses iniciaron entonces un duro plan de optimización de los recursos y una fuerte reordenación de los planes de producción, ventas y marketing del grupo. La unión de Altadis a Imperial Tobacco obligó a cerrar seis de las 58 factorías que tiene repartidas por Europa.