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La Policía abre una investigación «a fondo» sobre el espionaje político en Cataluña
La expareja de Jordi Pujol Ferrusola denuncia al juez que teme por su integridad física y pide protección
BARCELONA. Actualizado: GuardarEl ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció ayer que la Policía ha iniciado una investigación sobre las escuchas ilegales a políticos. «La Policía ya está trabajando. Se va a investigar a fondo. Hay mucha información», dijo el ministro y dirigente del PP de Cataluña.
Las pesquisas policiales han arrancado a raíz de las dos querellas presentadas el miércoles pasado por la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, quien fue objeto de un presunto espionaje en un restaurante de Barcelona en julio de 2010, cuando se reunió con María Victoria Álvarez, exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, quien le pidió una cita para contarle que el primogénito del expresidente de la Generalitat trasladaba grandes cantidades de dinero a Andorra y le reclamó ayuda para denunciar el caso.
El incidente ha provocado un terremoto político en Cataluña, en un momento en el que el goteo de casos de corrupción es casi incesante. El episodio ha sembrado de recelos y suspicacias el clima político, ya de por sí crispado por la crisis y la división que genera el proyecto soberanista. La Policía quiere averiguar si existe una red de espionaje que podría afectar a varios partidos políticos con «horas y horas de grabaciones ilegales».
El socialista José Zaragoza, a quien se apunta como responsable de contratar a la agencia Método 3 para espiar a la presidenta del PP catalán, se encargó el miércoles de extender la duda sobre el resto de partidos cuando afirmó que Método 3 «ha trabajado no solo con el PSC (pero no para espiar), sino con todos los partidos». Existe, por tanto, el temor de que el caso de la dirigente popular y la exnovia de Pujol Ferrusola sea solo la punta del iceberg de una manera de actuar más o menos generalizada entre las fuerzas políticas catalanas, aunque el Gobierno de Artur Mas lo haya negado. De hecho, la líder de los populares criticó ayer al resto de partidos por «condenar» el espionaje ahora que las «escuchas pueden afectar a toda la clase política» y no mientras solo las sufría el PP.
En busca de micrófonos
La propia Sánchez-Camacho ha iniciado una investigación interna de las sedes del partido y domicilios de dirigentes para asegurarse que no están 'pinchados', ya que le consta que ha podido haber «más seguimientos» aparte del suyo. El diario El Mundo publicó ayer que el micrófono que grabó la conversación de la dirigente popular y la expareja de Pujol estuvo activo alrededor de un mes en el restaurante La Camarga y que entre los asiduos dirigentes del PP que frecuentan el establecimiento se encuentra el propio ministro del Interior. El supuesto caso de espionaje se ha convertido en un escándalo que salpica directamente al exsecretario de Organización del PSC y hoy diputado en el Congreso, José Zaragoza, lo que sirvió al PP para cargar contra el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. «De una manera u otra, en cualquier asunto turbio del Estado o de manejo relacionado con escuchas, con grabaciones, siempre aparece el señor Rubalcaba», afirmó el vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano.
Rubalcaba se limitó a afirmar que el espionaje político, tanto si se produce en Barcelona como en Madrid, le parece «repugnante» haga quien lo haga. Mientras, Victoria Álvarez envió ayer un escrito al Juzgado Central de Instrucción Número 5 de Madrid, que investiga las actividades financieras del hijo del expresidente, para denunciar que se le han «manipulado e interceptado» de manera ilegal las comunicaciones, tanto telefónicas, como telemáticas.
La exnovia de Pujol Ferrusola pidió al juez que esclarezca los hechos, que depure responsabilidades y que adopte medidas para proteger su derecho a la libertad, derecho al sosiego y a la tranquilidad personal. Según Álvarez, esta situación «afecta de manera directa a mi seguridad e incluso puede estar en peligro mi integridad física». Victoria Álvarez cargó además contra los Pujol, a los que llamó «cobardes» como «todo el que dice que Madrid nos roba (a los catalanes) y luego saca el dinero fuera». Además, reiteró que tiene «miedo» porque conoce a la familia Pujol y señaló que su expareja le hacía regalos para mantenerla callada.