ESPAÑA

Ana Mato se siente víctima de «una cacería política»

Sepúlveda se niega a declarar ante el juez sobre su relación con una operación en la que presuntamente cobró 60.000 euros

MADRID. Actualizado: Guardar
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Si de ella depende, la ministra de Sanidad no renunciará al cargo. Y, según aseguró durante la sesión de control al Gobierno, tampoco el jefe del Ejecutivo le obligará a hacerlo. Al menos, de momento. Ana Mato, que tuvo que hacer frente a tres peticiones de dimisión del PSOE, se presentó ayer como víctima de una «cacería política», presumió de contar con la confianza de Mariano Rajoy y advirtió de que resistirá. «Esta infamia -dijo- no me va a doblegar; no me va a doblegar porque no tengo nada que ocultar».

La veterana dirigente del PP, triste y con la cara demacrada, argumentó que no ha cometido ningún acto que no se corresponda con «la ética que es exigible a todos los responsables políticos». «Nunca imaginé que pudieran querer hacerme responsable de la conducta de otra persona», dijo en referencia a su marido, el exalcalde de Pozuelo Jesús Sepúlveda, imputado por su vinculación con la trama 'Gürtel'.

Antes, el secretario general del grupo parlamentario socialista, Eduardo Madina, había reclamado a la ministra de Sanidad que abandone el Ejecutivo, tanto por una gestión que, dijo, ha hecho de su departamento el más «antisocial» de la democracia como por el hecho de que su nombre haya aparecido vinculado al entramado de corrupción organizada «más importante de toda nuestra historia».

Mato replicó que el juez ya analizó los documentos que indican que los responsables de Gürtel pagaron viajes, celebraciones y regalos para su familia y que consideró que no tenía responsabilidad alguna. En realidad, el juez del Tribunal Superior de Madrid Antonio Pedreira resolvió que el presunto delito de cohecho impropio que se podría imputar a Mato había prescrito.

«Llevo muchos años dedicados a la vida política sin que nadie me haya podido hacer ni un solo reproche por mi actuación», dijo. «En un país libre como el nuestro quien tiene que probar es quien acusa, el inocente no tiene ninguna obligación de defenderse; es más, en muchas ocasiones, como ocurre con los rumores y con los infundios -se lamentó la ministra-, ni siquiera puede hacerlo».

Silencio por el momento

A poca distancia del Parlamento y casi a la misma hora, Sepúlveda, imputado por varios delitos contra la hacienda pública, cohecho, prevaricación y malversación, llegó a la Audiencia Nacional acompañado de dos abogadas. Tenía que declarar por sus tratos con la trama 'Gürtel', pero de nuevo se negó a testificar. Ya lo hizo cuando fue citado por primera vez por la Audiencia Nacional y antes por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

El juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, ha puesto el ojo en una operación inmobiliaria del 'caso Gürtel' en la que supuestamente Sepúlveda cobró 60.000 euros cuando era alcalde de Pozuelo de Alarcón en 2003. Se trata de un informe incluido en el sumario que asegura que el contable de la trama, José Luis Izquierdo, recibió 240.000 euros a través de la sociedad Lugeca Inmobiliaria procedente de una sociedad opaca radicada en Reino Unido. Esta cantidad fue repartida entre varios imputados, entre ellos Sepúlveda y el cabecilla Francisco Correa, que pudo haber recibido unos 20.000 euros.

Sepúlveda, con buen aspecto y en apariencia muy calmado, aseguró a la salida del juzgado que creía que su mujer «es inocente». Por su parte, dijo estar «tranquilo» y justificó su silencio en que «no es el momento» de hablar ante el juez. Mientras hacía estos comentarios, algunos ciudadanos le llamaban «chorizo» a gritos. Pero el marido de la ministra siguió imperturbable su camino hacia el paseo de la Castellana y se perdió entre los viandantes.