Barack y Michelle Obama saludan a las familias de soldados caídos tras una ceremonia celebrada en la Casa Blanca. :: BRENDAN SMIALOWSKI / AFP
MUNDO

Obama apuesta por la clase media

El presidente quiere fortalecer a un sector de la población afectado por el debilitamiento de la economía y amenazado por los recortes fiscales

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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El rockero Ted Nugent había dicho en la última convención de la Asociación Nacional del Rifle que si Barack Obama ganaba la reelección él acabaría «muerto o en la cárcel». En lugar de eso, ayer tenía un asiento de lujo en el hemiciclo del Congreso donde el presidente explicó, en el discurso del estado de la Unión, las líneas maestras de su segundo mandato. Nugent participaba en la ceremonia por cortesía del diputado texano Steve Stockman, que quiso actuar de contrapeso de la primera dama. Michelle Obama llenó su palco con víctimas de la violencia de armas de fuego que, con su mera presencia, daban un fuerte espaldarazo al plan del presidente para aumentar el control de armas.

El policía que sobrevivió a 15 balas en el tiroteo de un templo sij de Wisconsin en agosto pasado; los padres de la joven asesinada por un disparo perdido la semana pasada en un parque de Chicago, días después de haber desfilado en la ceremonia de inauguración del segundo mandato de Obama, o el niño de cuarto grado de la escuela de Primaria de Sandy Hook al que invitó la líder demócrata Nancy Pelosi.

A ellos se sumó también el consejero delegado de Apple, Tim Cook, que representa el espíritu emprendedor de EE UU que Obama quiere potenciar. El mandatario se ha propuesto sacar brillo a la clase media con un paquete de estímulo económico que potenciará los sectores energéticos, manufactureros y de infraestructuras.

«El motor del futuro»

«El presidente nos ha dado instrucciones precisas de levantarnos y acostarnos cada día pensando qué podemos hacer para fortalecer a la clase media», contó ayer el director del Consejo Económico Nacional, Gene Sperling.

«Esa es la meta suprema de la política económica de EE UU, porque creemos que es el motor de futuro crecimiento económico». Frente a la austeridad europea, Obama apuesta por reactivar la economía y crear empleo a través del gasto público, aunque, eso sí, con una fuerte disciplina fiscal que adapte el gasto a las necesidades del siglo XXI. A pesar de que el desempleo no llega al 8%, en comparación al 25% español, EE UU cree que su economía está aún muy débil para encajar recortes tan draconianos como los que entrarían en vigor el próximo 1 de marzo si el Congreso de Representantes no aprueba una ley para postergarlos.

Mientras Alemania se empeña en ahogar cualquier posibilidad de crecimiento en países como España y Grecia forzando grandes sacrificios para conseguir el objetivo prioritario de reducir la deuda, EE UU recuerda que la construcción del Canal de Panamá deparó cien años de próspero comercio, que se cumplen en 2014.

La apuesta del presidente pasa también por potenciar las energías limpias y reforzar la industria manufacturera, a pesar de que los expertos creen que esos puestos de trabajo perdidos en favor de China, México o India no volverán nunca. Para reforzar su mensaje de ayer, Obama visitará hoy y mañana plantas industriales de Asheville (Carolina del Norte) y Atlanta (Georgia), antes de rematar la semana el viernes en Chicago con un discurso sobre la violencia.

Salida de Afganistán

Las buenas noticias para la clase media llegaron acompañadas de otras mejores para las familias de los 34.000 militares que, según anunció ayer Obama, volverán a casa este año, a medida que EE UU repliega su presencia en Afganistán. La Casa Blanca no había dado todavía señales precisas del ritmo al que retiraría las 66.000 tropas que le quedan en el país, y que el año que viene deben verse reducidas a un mínimo aún por decidir.

Los generales esperaban poder contar con el grueso de estos efectivos hasta que den por finalizados los combates, pero con este anuncio el presidente envía una señal al Gobierno afgano para que acelere la preparación de sus propias fuerzas. El discurso, centrado en política nacional y recuperación económica, tuvo más contenido internacional del que cabía esperar debido a la intervención de Corea del Norte, que ayer mismo sorprendió al mundo con su tercera prueba nuclear. La Casa Blanca, sin embargo, no quiso darle a Kim Jong-un el placer del protagonismo más allá de la contundente condena.