ESPAÑA

Los españoles han perdido posibilidades como sucesores

Cardenales como Antonio Cañizares o Santos Abril conocen a la perfección los secretos de la curia, pero ninguno tiene opciones de ser Papa

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Cinco españoles podrán participar en el cónclave del que saldrá el sucesor de Benedicto XVI. Se trata de los cardenales Antonio María Rouco Varela, Lluís Martínez Sistach, Antonio Cañizares, Carlos Amigo y Santos Abril. Todos ellos, al no haber cumplido los 80 años, reúnen la condición de electores y elegibles. Pero su influencia en el centro del poder del catolicismo es decreciente. El peso de los españoles, que dominaron el Concilio de Trento, es ahora una fuerza que se agota. No obstante, dentro de selecto grupo de purpurados hay dos clérigos que son perfectos conocedores de los secretos de la curia: Cañizares, prefecto para la Congregación del Culto Divino, y Santos Abril, vicecamarlengo de la Cámara Apostólica.

Los cardenales que no podrán votar por haber rebasado los 80 años son Francisco Álvarez Martínez, José Manuel Estepa Llaurens, Ricardo María Carlés Gordó, Eduardo Martínez Somalo y Julián Herranz.

Los obispos españoles, que en poco disienten de las directrices que emanan de la Santa Sede, comulgan en todo con los postulados que parten del magisterio pontificio. Tarancón, que se identificaba poco con los aires que imprimía el ministerio de Juan Pablo II, denunció con verbo mordaz que los prelados de España adolecían de «tortícolis» de tanto mirar a Roma.

Amigos de Ratzinger

Quien mira complacido a la capital de la cristiandad es Antonio Cañizares. El cardenal estaba llamado a ocupar altos destinos en la Santa Sede. Las malas lenguas atribuyen a Rouco su traslado al Vaticano para dirigir un 'ministerio' de rango menor. Rouco y Cañizares pugnaron en 2011 por la presidencia del Episcopado. De aquella disputa quedaron algunos pelos en la gatera: un Rouco elegido por tercera vez como cabeza visible de los obispos españoles, que no quiso formar tándem con su oponente.

Cañizares recibió del Papa la misión de expurgar de resabios paganos los ritos católicos. Ambos han sido grandes veladores de la pureza del dogma y se han posicionado en contra de su modernización. Rouco mantiene, como Cañizares, una vieja amistad con Benedicto XVI, con el que habla en alemán. Su buena relación con la jerarquía que rige el Estado vaticano es anterior al actual pontífice. Su nombre sonó hace años para suceder a Juan Pablo II, pero ya no figura en las quinielas.

Martinez Sistach carece de la proyección vaticana de sus colegas Rouco y Cañizares. No obstante, su figura ganó enteros con la visita de Benedicto XVI a Barcelona y la consagración de la Sagrada Familia como basílica. Cuando Benedicto XVI le nombró cardenal en 2007 todos vieron en esa decisión un reconocimiento a su espíritu moderado.

Santos Abril es uno de los diplomáticos más veteranos al servicio de la Santa Sede. Se ha recorrido medio mundo en un sinfín de destinos, desde Bolivia a Macedonia, donde ejerció como nuncio. Como vicecarmerlengo, está a las órdenes de Tarcisio Bertone, quien se ocupa de la administración de Vaticano mientras el trono de Pedro está vacante.