Rubalcaba pide a Rajoy que se vaya porque es un lastre para España
El PP reafirma su confianza «plena» en el presidente del Gobierno y responde al PSOE con el chivatazo y los ERE de Andalucía
MADRID. Actualizado: GuardarLa víspera de que Mariano Rajoy tenga que compartir rueda de prensa en Berlín con la todopoderosa Angela Merkel y a poco más de quince días del primer debate sobre el estado de la nación de la legislatura, el PSOE acordó someter al presidente del Ejecutivo y del PP a la máxima presión política.
Alfredo Pérez Rubalcaba, tras horas de consultas con los barones y expresidentes socialistas, convocó ayer a la prensa en la sede federal de la calle Ferraz para lanzar su órdago. Era el terreno que preparaba desde hace días, desde la publicación de la presunta contabilidad B del PP, cuando dejó claro que el 'caso Bárcenas' era ya el 'caso Rajoy', primero, y cuando el sábado, tras escuchar el «todo es falso» del presidente, afirmó que «ha ligado su futuro al del extesorero».
Con rostro solemne, leyó una declaración, respaldada por todas las federaciones socialistas, en la que exigió a Rajoy que abandone de inmediato la presidencia del Gobierno porque, tras las salpicaduras del 'caso Bárcenas', cree que ya no tiene «credibilidad» para sacar al país de la «gravísima» crisis económica y territorial en la que se encuentra, que tras el escándalo del presunto cobro de sobresueldos en negro ha derivado en «una virulenta crisis política que amenaza las instituciones». En definitiva, clamó a las cámaras: «Pedimos su dimisión porque Rajoy es un lastre para España».
El PSOE, según avanzó su secretario general, y a diferencia de IU, no pide en este momento un adelanto de las elecciones generales, celebradas hace poco más de un año, sino que «abandone la Presidencia del Gobierno y que dé paso a otro que restablezca la confianza, la seguridad y la estabilidad que necesita España». «Rajoy, lejos de ser la solución, es un problema para el país», aseguró.
Rubalcaba pareció descartar que su partido vaya a promover ya una moción de censura contra Rajoy en el caso de que ignore sus exigencias. «Las decisiones ahora corresponden a otros», señaló, en clara referencia al PP, que acapara el poder político con una mayoría absoluta de 186 diputados en el Congreso.
El líder del PSOE cree que el presidente del PP perdió el sábado la oportunidad de explicar si su partido está afectado por la financiación ilegal y por el manejo de dinero negro de empresarios y que se limitó a negarlo todo, a no aclarar nada, y a apuntar a conspiraciones de todos contra él. «Se enrocó» y ligó su futuro al del extesorero, pieza clave de «una red corrupta (Gürtel) que llega hasta el corazón mismo del PP».
Entiende que Rajoy está «incapacitado» para seguir pidiendo «sacrificios» a los españoles y se preguntó que si está «inhabilitado» para cesar a sus ministros, en referencia a Ana Mato, o para querellarse contra Bárcenas, «¿cómo va a pedir más esfuerzos a los pensionistas?».
«Politicastros»
La respuesta del PP llegó en minutos. «Los 186 escaños y casi once millones de votos son legitimidad suficiente para seguir gobernando y sacar a España de la crisis. Este no es momento para politicastros ni politiqueos. Este es el gran momento de la política», afirmó el vicesecretario popular de Estudios, Esteban González Pons, en una rueda de prensa de urgencia. «El PP confía plenamente en Rajoy», que seguirá en la Moncloa «porque así lo han querido los españoles», aseguró. Rubalcaba «se equivoca», añadió, al apostar por el simple filibusterismo político y el «espíritu de revancha» para «desestabilizar» al Ejecutivo.
Pons acusó al líder socialista de ser «un experto en la mentira» y en intentar arrebatar al PP «con la algarada callejera» las victorias que logra en las urnas. Dudó de que las cuentas de los socialistas resistiesen el ejercicio de transparencia interna de los populares -auditorías y declaraciones- y le retó a que explique las condonaciones de créditos bancarios y si han tenido algún tipo de «contraprestación». Insistió en rechazar la política del 'y tú más', pero no dudó en echar en cara a Rubalcaba el chivatazo a ETA, el 'caso Campeón' que salpica al exministro José Blanco, y los ERE falsos de Andalucía.