Una cumbre marcada por el cruce de propuestas y reproches
Rajoy se reúne con Merkel mañana en Berlín en un encuentro bilateral en el que abordarán la agenda europea
MADRID. Actualizado: GuardarEl presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, viaja este lunes a Berlín para una nueva cumbre hispano-alemana acompañado de un séquito de ministros y con una agenda marcada por la actualidad europea, donde destacan las negociaciones de los presupuestos de la Unión que han de abordarse de nuevo en el Consejo de jefes de Estado y de Gobierno los próximos días 6 y 7, la crisis de la zona euro y los efectos de las reformas económicas emprendidas hasta el momento.
Rajoy acude en medio del escándalo de la contabilidad secreta del PP, que ha acabado por salpicar al propio Rajoy y del que se han hecho eco todos los medios de comunicación alemanes. Merkel conoce bien los problemas de este tipo, al haber visto cómo su maestro, el excanciller alemán Helmut Kohl, se vio envuelto en 1999 en una trama sobre financiación irregular de la Unión Cristianodemócrata (CDU) a través de cuentas secretas y donaciones privadas.
Pero Rajoy no acude a Berlín a dar explicaciones sobre sus cuentas y las de su partido, sino a debatir los temas que ocupan a los líderes europeos . Durante su encuentro en Berlín seguramente volverán a confrontar sus diferentes puntos de vista sobre el crecimiento europeo y los esfuerzos que corresponde realizar a cada país en estos momentos.
La crisis del euro y el enfrentamiento constante en la Unión Europea hacen olvidar a veces las tradicionales buenas relaciones que existen entre los dos países y fomentan el resurgir de los estereotipos. Actualmente mantienen consultas bilaterales presididas por los jefes de Gobierno de ambos países, en las que participan numerosos miembros de los respectivos Gobiernos y que se celebran todos los años desde 1983, cada año en un país. En esta ocasión Rajoy estará acompañado de los ministros de Exteriores, Economía, Empleo, Industria y de los secretarios de Estado de Educación y de Comercio.
La importancia de las relaciones entre los dos países tiene una vertiente comercial. Alemania es el segundo socio importador de España, después de Francia, y su principal suministrador. Mientras que España ocupa el undécimo lugar entre los clientes de Alemania y el número 14 entre los proveedores. En concreto, España exportó el pasado mes de noviembre mercancías por valor de 1.744 millones de euros e importó bienes por 2.296 millones de euros. La balanza es, pues, netamente favorable a los intereses del país germano, aunque la recesión está corrigiendo parte de este desequilibrio. En los once primeros meses de este año, las ventas españolas a Alemania (10,5% del total) aumentaron en tasa interanual un 7,4%, mientras las compras (10,7% de todas las importaciones) registraron una caída del 11,8%.
La crisis y los graves problemas sociales que atraviesa España son tema recurrente en los principales diarios alemanes. A pesar de todo, en Alemania se ven con buenos ojos las políticas emprendidas por Rajoy. «El presidente español lo ha hecho bien, ha emprendido las reformas pertinentes», comenta a esta corresponsal el economista Ansgar Belke del Instituto de Investigación Económica (DIW). En su opinión, los dos mandatarios mantienen una buena relación. «Merkel es afín políticamente a Rajoy, por lo que son unas relaciones ideales», señala.
Jóvenes emigrantes
Alemania no es precisamente una desconocida para muchos españoles. Al contacto derivado de los flujos turísticos se ha unido en fecha reciente una segunda edición de aquel «¡Vente a Alemania, Pepe!», que protagonizaron los emigrantes de mediados a finales de los años sesenta. En el marco de la rápida y feroz escalada del paro en España, el gran número de campañas para captar mano de obra de los países del sur ha empujado a 3.900 españoles a volar a Alemania en los seis primeros meses de 2012, una cifra que supone un aumento de un 53% respecto al mismo periodo del año anterior. Según la Oficina Federal de Estadística germana, ya viven en el país 114.093 españoles, de los que solo cotizan 48.456, de acuerdo con los datos que proporciona el servicio de empleo. Otros 8.516 están apuntados en la bolsa de búsqueda de puestos de trabajo y ascienden a 7.653 los que reciben la ayuda social incorporada al Hartz 4, el programa de reformas laborales implantado en Alemania a partir de 2002.
«En principio es una buena alternativa que los jóvenes en paro de un país se trasladen a otro donde hay falta de mano de obra cualificada, como es el caso de Alemania. Es comprensible que los jóvenes sin expectativas laborales a corto plazo se desplacen. España se tiene que volver competitiva», comenta el economista alemán. Belke afirma que a España se la toma en serio en materias económicas y no cree que la crisis haya dañado su reputación o que se haya estigmatizado a los españoles.
En el plano de las reformas, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha explicado en numerosas ocasiones que España está haciendo lo que Alemania hizo hace diez años, con medidas para flexibilizar el mercado laboral, mejorar la competitividad y sanear el sistema financiero. Sin embargo, para Roland Döhrn del Instituto de Economía RWI de Essen, es importante tener en cuenta que esa receta no se puede copiar al 100 por cien.
«España tiene un problema en el mercado laboral y tiene una elevada cuota de desempleo juvenil. Mientras que en Alemania el problema era otro, teníamos un problema en el sistema social, había problemas, por ejemplo, para reincorporar en el mercado laboral a la gente que se encontraba bajo la ayuda social y ahí se llevaron a cabo reformas. En España la situación es diferente y por eso no se pueden aplicar las mismas medidas», señala en conversación con esta corresponsal. «Por eso no se puede aplicar una receta alemana para España. Cada país debe encontrar su solución personalizada», agrega.
Por su parte, el politólogo alemán Kai-Olaf Lang de la Fundación de Ciencia y Política SWP de Berlín, no cree que la opinión de los alemanes respecto a España se haya modificado. «Los alemanes diferencian entre los griegos y el resto de europeos. España es diferente a Grecia», asegura. Para Lang, las consecuencias de la crisis del euro en las relaciones entre España y Alemania se encuentran en la raíz, en la «tendencia a la bilateralización». «Se tiende a hablar, por ejemplo, de Alemania y Grecia y se forman estereotipos. Tanto en Grecia como en España se percibe a Alemania como un país que presiona, pero se trata de reglas y de interpretaciones de cómo salir de la crisis», concluye.