
Israel decreta la «alerta máxima»
Tel Aviv despliega el sistema antimisiles ante una posible respuesta de Damasco al ataque hebreo
MADRID. Actualizado: GuardarLas autoridades israelíes mantienen un silencio total sobre el ataque aéreo efectuado el martes en Siria, pero se preparan ante la posible respuesta. Desde hace una semana está desplegado en el norte el sistema 'Cúpula de Hierro', estrenado en la última ofensiva contra Gaza, y según los medios israelíes se ha disparado la demanda de máscaras antigas entre la población que quiere estar lista en caso de que el enemigo emplee armas químicas. Fuera de sus fronteras, el Gobierno ha decretado el estado de «alerta máxima» en las legaciones diplomáticas, según el diario 'Yediot Aharonot', por temor a posibles represalias.
La actividad militar no cesa en la frontera norte israelí y Andre Tenenti, portavoz de Unifil (fuerzas de la ONU en Líbano), confirmó al diario 'The Guardian' que «no se han detenido las violaciones del espacio aéreo libanés desde el martes». Una vulneración por parte del Estado judío de la resolución 1701 que puso fin a la guerra de 2006 contra Hezbolá que prohibe a los aviones militares sobrevolar Líbano. En Damasco el régimen cerró filas en torno a la versión oficial en la que se acusa a la aviación israelí de bombardear un centro de investigación científica a las afueras de la capital.
A consecuencia del ataque habrían muerto dos empleados y otros cinco estarían heridos. Una versión opuesta a las filtraciones de diplomáticos occidentales a la BBC y Al-Jazeera en las que aseguraban que el objetivo de los misiles fue un convoy con armas que el régimen sirio pretendía hacer llegar a la milicia libanesa.
El Consejo de Ministros, presidido por Wael al-Halqi, insistió en el vínculo entre la «agresión israelí» y «grupos terroristas» (forma de referirse a la oposición armada) como el Frente al-Nusra, próximo a Al-Qaida, y enmarcó el bombardeo como «una parte del complot de Israel, Catar y Turquía con el objetivo de derrocar la estructura del Estado sirio privándole de elementos de su poder militar y económico y de su unidad nacional».
En medio de la guerra que sufre el país, Naciones Unidas logró hacer llegar su primer convoy con ayuda humanitaria a Azaz, una zona en el norte del país bajo control de los grupos armados de la oposición. «Se trata de un área a la que la ONU nunca había podido llegar desde el estallido del conflicto», confirmó el responsable del organismo internacional para Oriente Medio y Norte de África, Yacoub el-Hillo. La colaboración entre la ONU y Damasco no es muy fluida y hasta el momento resultaba muy complicado conseguir permisos para pasar a la zona enemiga. Por otro lado la falta de interlocutores y los problemas de seguridad hacían imposible este tipo de entregas. Además de Azaz, la Naciones Unidas alerta de la grave situación que vive la población en Homs, en el centro del país, donde 420.000 personas, la mitad niños, precisa «ayuda de manera inmediata».
Aunque los contactos al más alto nivel son constantes, la diplomacia no ha logrado frenar la escalada de violencia. El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, se reúne hoy con el canciller ruso, Serguei Lavrov, el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, y el líder de la oposición en el exilio, jeque Moaz Jatib, para intentar consensuar la forma de poner fin al baño de sangre.