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La institución suní Al-Azhar consigue reunir a las fuerzas enfrentadas en Egipto

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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La principal institución religiosa de Egipto, Al-Azhar, consiguió ayer lo que desde hace meses parecía una quimera: que las distintas fuerzas políticas, opositoras y gubernamentales, además de organizaciones de jóvenes revolucionarios, se sentaran a una mesa de diálogo para buscar soluciones a la crisis que sacude el país y que ha provocado la muerte de más de medio centenar de personas en una semana. Los participantes acordaron renunciar a todo tipo de violencia y preparar un debate nacional «inmediato y global».

La reunión convocada por el imán de esta milenaria institución suní, Ahmed al-Tayeb, arroja algo de luz a la situación que atraviesa el país, cada día más ingobernable después de dos años de transición. También puso una nota optimista, como reconoció el Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, que participó en el encuentro junto a otros líderes del Frente de Salvación Nacional -la principal alianza de la oposición-, varios cabecillas de la cofradía islamista, entre ellos el presidente de su brazo político, Saad el-Katatni, y líderes de movimientos juveniles como Ahmed Maher, que encabeza el '6 de Abril'.

«Cada uno hará lo que pueda», dijo El-Baradei, «para devolver la confianza entre las distintas facciones». Según Katatni, todos los participantes mostraron su «buena voluntad para hacer concesiones que lleven al éxito de este experimento». A pesar de los puntos de encuentro, la oposición ha mantenido su convocatoria de nuevas marchas de protesta contra el dominio de los Hermanos Musulmanes, que tendrán lugar hoy en El Cairo y desembocarán en el palacio presidencial.

La situación, que estalló el fin de semana pasado en el segundo aniversario de la revolución y que se agravó con la sentencia a muerte a 21 hinchas de fútbol por la masacre del estadio de Port Said, se ha calmado en los últimos días. Sin embargo, no está claro que un posible acuerdo de la oposición con el Gobierno apague todos los fuegos.

Al-Azhar es una de las pocas instituciones que mantiene su neutralidad y, por ello, su credibilidad en medio de una sociedad profundamente dividida. El encuentro de ayer no es una iniciativa política, según reconoció el activista Wael Ghoneim, sino «moral, dirigida a frenar el baño de sangre», señaló en una rueda de prensa posterior al encuentro.