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Francia recauda la mitad de los fondos para su misión en Malí

La comunidad mundial aporta 330 millones de euros mientras las tropas galas prosiguen su avance hacia Kidal

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Francia y la Unión Africana obtuvieron ayer 330 millones de euros para sostener la operación militar en Malí, la mitad de la suma que se estima necesaria para mantener la Afisma, la misión internacional de apoyo al Estado saheliano. Con una cuarta parte de ese monto, Japón se ha convertido en el principal proveedor de fondos. Las razones de esta participación no escapan a los condicionantes económicos del país nipón, que sufre una gran dependencia en el abastecimiento de combustibles. El crudo constituye el 34% de sus importaciones y diez trabajadores de esta nacionalidad murieron en el reciente asalto terrorista a la planta argelina.

La conferencia de donantes celebrada ayer en Addis Abeba también se ha cerrado con compromisos de EE UU para aportar 71 millones, Europa, casi 48 millones, y la Unión Africana, en torno a 37 millones. Las dos potencias emergentes, India y China, prometieron algo más de 700.000 euros, la misma suma que Sierra Leona, que también enviará tropas. Los participantes concluyeron también en la necesidad de contribuir con medios logísticos a la lucha contra los yihadistas y proporcionar medios para la asistencia humanitaria y el desarrollo económico. Sin embargo, en esta primera fase, la mayor partida está dirigida a facilitar el despliegue de la fuerza regional destinada a sustituir a los 2.500 soldados franceses que protagonizan la contraofensiva.

Huida de los islamistas

En el plano bélico, el avance de las tropas conjuntas persigue la toma de Kidal, la capital más septentrional de la zona ocupada. El Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), la guerrilla separatista tuareg, ha asegurado que la ciudad se halla bajo su control tras la huida de los islamistas que la gobernaban y ha solicitado iniciar un diálogo con el Gobierno con el objetivo de reformular el Estado sobre una fórmula federal.

El proceso a seguir después de la reconquista del territorio en manos de las milicias es el asunto más peliagudo. El primer ministro, Django Sissoko, presentó ayer en la Asamblea Nacional maliense una hoja de ruta tras la reunificación en la que anuncia la celebración de elecciones antes del 31 de julio y la creación de una denominada Comisión para el Diálogo y la Reconciliación que incluya a las comunidades del norte, además de luchar contra el nepotismo y la impunidad en un país donde la corrupción es un mal generalizado y el tráfico de drogas y personas se hallan entre los comercios más pujantes.

La oferta del MNLA ha sido rechazada unánimemente por los parlamentarios, que achacan a la organización su conversión en un 'caballo de Troya' que ha dado lugar a la situación actual.

Los tuareg se aliaron con los fundamentalistas en la ofensiva del pasado mes de marzo, pero fueron desplazados por las milicias radicales.