El pequeño ganadero de Wageningen
BRUSELAS. Actualizado: GuardarAunque por su nombre pueda parecer el heredero al trono de Holanda, Jeroen René Victor Anton Dijsselbloem se convirtió ayer en el nuevo presidente del Eurogrupo. La longitud de sus señas de identidad no se debe a ninguna conexión con la realeza, sino a la tradición holandesa de acumular apelativos familiares. Ni siquiera puede decirse que forme parte de la aristocracia política del país. Dijsselbloem lleva tres meses como ministro de Finanzas, el cargo de mayor responsabilidad que ha asumido en su carrera. La aparente falta de experiencia, unida a su formación como economista agrícola, le ha valido algunas críticas que ha sabido encajar gracias a una marcada capacidad de acuerdo.
Dijsselbloem, de 46 años, nació en Eindhoven, aunque vive con su pareja y sus dos hijos en Wageningen, una pequeña ciudad de 38.000 habitantes del centro de Holanda. Tras completar allí sus estudios universitarios, se desplazó a Cork (Irlanda), donde trabajó hasta regresar a casa e incorporarse al Ministerio de Agricultura a finales de los noventa. Años antes, Dijsselbloem había ingresado en el Partido Laborista. En sus filas, conoció a su amigo Diederik Samsom, actual líder de la formación. Ambos recibieron el apelativo de los 'ingenieros rojos' cuando alcanzaron la cúpula del partido. Pese al juego de palabras, Dijsselbloem destaca por su carácter pragmático en materia económica. El nuevo mandatario europeo defiende la sobriedad en las cuentas públicas, argumento que también aplica a su vida personal.
Muchos compañeros de partido definen a Dijsselbloem como un auténtico 'calvinista' que da ejemplo con la austeridad. Dijsselbloem, que ayer explicaba en Bruselas cómo se pronuncia su apellido (Daiselblum), jamás ha llegado a abandonar su pasión por el campo. Convertido en un pequeño ganadero, cría una reducida piara de cerdos a orillas del Rin en su casa de Wageningen.