
Los comedores escolares recuperan la normalidad con la nueva empresa
Los 55 centros de la provincia afectados por la huelga de Brassica vuelven a servir los menús a los alumnos
CÁDIZ. Actualizado: GuardarY al duodécimo día llegó la comida. Los 55 comedores escolares de la provincia recuperaron ayer la normalidad después de que la empresa Aramark se hiciera cargo del nuevo servicio tras el expediente abierto por la Junta de Andalucía a Brassica Group. Con el cambio de empresa, las 350 monitoras de comedores escolares renunciaron a mantener la huelga pese a que aún no han cobrado las tres nóminas que se les adeuda. «Todavía nos deben los retrasos pero no podemos responsabilizar de la gestión de Brassica a la nueva empresa, no es justo», comentó ayer Gema Fernández, una de las trabajadoras. Por eso decidieron volver a sus puestos de trabajo. Desde bien temprano, los menús escolares fueron llegando a los distintos colegios de la provincia sin que se registrara ningún incidente y los alumnos pudieron volver a comer en el colegio.
Cádiz
Como un día cualquiera. Así fue la actividad de los tres centros de la capital gaditana que ahora ha pasado a tener su servicio de comedor con Aramark. Desde el colegio público San Felipe, su directora Elena Juesas, afirmó que la jornada se había desarrollado con total normalidad al igual que en el Carlos III. «Los menús han llegado a su hora y las monitoras nos han confirmado su asistencia así que parece que hemos recuperado la normalidad». El anuncio realizado el pasado viernes sobre la recuperación del servicio de comedor les permitió avisar con la suficiente antelación a los padres para que pudieran organizarse y volver a dejar a sus hijos en el colegio durante al almuerzo. El director del colegio Tierno Galván, Antonio Bejarano, se mostró ayer satisfecho con la recuperación del servicio. «Ha sido relativamente rápido teniendo en cuenta que hay que respetar los plazos legales». Sobre el temor de las trabajadores de que hubiera un descenso en las solicitudes de comedores, Bejarano afirmó que no cree que suceda. «Es cierto que hemos tenido dos bajas pero se deben más a problemas personales que al conflicto de las semanas pasadas».
San Fernando
La Isla era uno de los municipios más afectados por la falta de comida en los comedores ya que son diez los colegios a los que servía Brassica los alimentos. Ayer, al fin, el servicio volvió a la normalidad y los más de 800 niños pudieron de nuevo comer en la escuela, para tranquilidad de los padres, que durante estos días han estado tirando de favores a familiares, amigos y compañeros para poder atender a sus hijos sin descuidar el trabajo.
Esta vez no hubo ningún problema e incluso se destacó por parte de algunos padres, que comprobaron los platos que sirvieron, la buena calidad en comparación con lo que anteriormente se servía en los menús.
Chiclana
El de ayer fue un día de novedades para monitoras, padres y alumnos de los comedores afectados en Chiclana por los impagos de la empresa de catering Brassica. Después de una semana sin comida que ofrecer, a la una de la tarde, la veintena de monitoras de la localidad que han sido absorbidas por Aramark se dispusieron a preparar los cuatro comedores que han comenzado a gestionar en Chiclana. Para ello, contaron con la ayuda de otras monitoras que esta empresa tiene en otros colegios de la ciudad y que, como Encarna, afirmaron que en cuestión de condiciones laborales y calidad de la comida que sirven «está todo muy bien».
En el comedor del colegio Al Andalus, que también acoge alumnos del IES Ciudad de Hércules y Sancti Petri se notó la ausencia de algunos alumnos, a pesar de que los centros comunicasen la continuidad del servicio a los padres durante la misma mañana. Esta tendencia fue igual en el resto de colegios en las mismas circunstancias: Alameda, Serafina Andrades y El Castillo.
A pesar del desconcierto de un día de trabajo con muchos cambios, las monitoras del Al Andalus expresaron su satisfacción con que el problema «se haya resuelto con tanta rapidez», aunque ayer mismo todavía no conocían si había cambiado algo en las condiciones de sus contratos. Además de alegrarse por su nueva situación laboral, también lo hicieron por los pequeños que atienden y sus familias, «que ya había denunciado varias veces al ISE la calidad de la comida».
Igualmente, en representación de los madres y padres de los alumnos que acuden al comedor del CEIP Al Andalus, que presta servicio a la mayoría de alumnos afectados en Chiclana (unos 200); José Luis Morilla hizo hincapié en la labor realizada por las monitoras en los últimos meses, «que a pesar de las condiciones que afrontaban, han aguantado el tirón sin que repercuta en los niños». También expresó que, a diferencia de el servicio de Brassica, «los niños han comido bien, porque antes no había por donde coger los menús» y, por su parte, los padres y madres «hemos visto restablecido el servicio, después de la situación de la semana pasada en la que muchos se volvieron locos buscando soluciones para recoger a sus hijos y darles de comer en casa».
El Puerto
Los siete centros portuenses afectados por la huelga de Brassica y los cincuenta empleados adscritos a esta empresa recuperaron ayer la normalidad. Los servicios de comedor de los colegios Valdelagrana, Sagrado Corazón, Sericícola, Costa Oeste, Las Nieves, La Gaviota y La Florida recibieron nuevamente a los alumnos, que fueron atendidos por las monitoras. Éstas han abandonado la huelga pese a que aún tienen pendientes de cobro varias nóminas. La concejala de Educación del Ayuntamiento portuense, María Antonia Martínez, celebró que la Junta haya enmendado la situación. «Esperamos que no vuelva a repetirse, porque afecta tantos a las familias de los escolares, que no pueden conciliar vida laboral y familiar, como a las plantillas de trabajadores que ven peligrar su sustento». En este sentido, la andalucista señaló que es necesario que se cumpla con todos los pagos a la empresa adjudicataria, así como realizar un control de la calidad del servicio que se presta, en referencia a la escasez de alimentos que en ocasiones ha llegado a los centros, así como su mal estado. Unas carencias que, en el caso del colegio La Florida, llevó a las monitoras a tener que servir media hamburguesa por niño o contar los taquitos de pescado para que hubiera suficiente para todos.