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Al-Qaida une a Argelia y Occidente
El «asalto final» del Ejército argelino cierra cuatro días de secuestro en la planta de gas con un baño de sangre y el respaldo de los países con rehenes
Actualizado: GuardarEl Ejército argelino dio por concluida ayer la operación de rescate en la planta de gas de In Amenas por segunda vez en los últimos cuatro días. La agencia oficial APS informó por la mañana de que estaba en marcha el «asalto final» al complejo, y a media tarde dio por finalizada la intervención matizando que en el interior de la explotación los militares trabajaban en la «desactivación de las minas y los explosivos» dejados por los yihadistas de Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).
El balance final de víctimas mortales entre los rehenes y sus nacionalidades siguen estando rodeado de gran confusión -el Ministerio de Interior habló anoche de 23 rehenes argelinos y extranjeros y 32 terroristas- tras una operación liderada con celo por los militares argelinos. Parece que al menos siete rehenes y once yihadistas murieron solo durante este asalto final, según una fuente de la seguridad citada por la agencia de noticias estatal APS, y otros dieciséis expatriados fueron liberados (entre ellos dos estadounidenses, dos alemanes y un portugués). El diario local 'Al-Watan' informó sobre el mismo número de muertos y precisó que esos siete rehenes fallecidos eran los últimos que permanecían en la planta y que fueron «ejecutados por los terroristas», citando también a una fuente oficial anónima. La presunta intención de los secuestradores de asesinar al resto de rehenes a sangre fría fue lo que motivó la puesta en marcha del asalto final, según los medios argelinos.
El secretario de Defensa británico, Philip Hammond, confirmó el final de las crisis y que «se han perdido vidas humanas», al menos cinco de Reino Unido. Hammond, en una comparecencia conjunta con su homónimo estadounidense, Leon Panetta, quiso dejar bien claro que «toda la responsabilidad es de los terroristas», despejando de esta forma toda duda sobre su respaldo a la respuesta unilateral argelina a esta crisis, con una operación por aire y tierra apenas 30 horas después del secuestro y sin pedir apoyo internacional de ningún tipo.
El presidente francés, François Hollande, también tuvo palabras positivas hacia la respuesta de Argelia, que a su juicio resultó la «más adecuada», porque «no podía haber negociación con los terroristas».
Esta unidad entre Argelia y Occidente una semana después de empezar la ofensiva contra el integrismo en Mali es subrayada por expertos en la región como el profesor de Relaciones Internacionales de la UNED Carlos Echeverría, para quien «AQMI no ha logrado su objetivo, el órdago les ha salido mal aunque como siempre hacen, buscarán una lectura positiva. Por un lado hablarán de que sus mártires han ganado el paraíso y, por otro, de la exhibición de fuerza que ha supuesto esta operación en un país como Argelia, donde han conseguido golpear por primera vez a un sector clave para su economía». Echeverría investiga la actualidad en la región desde los 90 y considera la respuesta militar argelina «criticable, pero comprensible. Han conseguido el fin más importante, que es no ceder al chantaje y mantener la unidad internacional frente al terrorismo».
Moneda de cambio
Con este asalto definitivo, el Ejército pone punto y final a los cuatro días del secuestro más importante de las últimas décadas. El miércoles, al alba, un comando yihadista atacó la planta de gas de In Amenas -1.300 kilómetros al sureste de Argel- explotada por la empresa nacional Sonotrach, la británica BP y la noruega Statoil. Un grupo vinculado a Al-Qaida en el Magreb Islámico que se presentó como 'Los firmantes de sangre' reivindicó la acción y exigió el final de la ofensiva francesa en Malí como moneda de cambio para un número de rehenes extranjeros que el portavoz islamista elevó a 41.
Apenas se habían cumplido las primeras 24 horas de secuestro cuando las fuerzas especiales argelinas, aparentemente sin aviso previo a los gobiernos con rehenes implicados, lanzaron una operación que acabó con decenas de muertos, aunque logró la liberación de «100 de los 132 extranjeros y 573 de los trabajadores argelinos», según fuentes oficiales citadas por APS. Al menos once yihadistas también murieron.
A última hora del jueves las autoridades dieron por concluido el asalto, pero luego tuvieron que rectificar porque un grupo de insurgentes se hizo fuerte en una zona de la planta. El viernes los militares cambiaron de estrategia e intentaron abrir una vía negociadora para obtener una «solución pacífica». La táctica no funcionó. 24 horas de negociación terminaron con el «asalto final» de las fuerzas especiales.
El Ministerio de Interior confirmó que el cerebro de la operación es Mojtar Belmojtar, veterano combatiente argelino de la yihad en Afganistan llamado el 'emir del desierto' y viejo conocido de las autoridades españolas porque fue el responsable de la captura de tres cooperantes catalanes en 2010. En aquella ocasión el secuestro tuvo final feliz tras el pago de un rescate millonario, la principal fuente de financiación de estos grupos, pero esta vez los fines eran políticos y se enfrentaba a gobiernos como el argelino o el estadounidenses que mantienen una política de no negociar.
Acabada aparentemente la crisis en Argelia, el resto de plantas de gas y energía de la región refuerzan sus medidas de seguridad para evitar que se produzcan nuevas acciones de este tipo. Se trata de un sector básico tanto para el Gobierno de Argel como para sus ahora socios europeos contra el terrorismo.