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El Gobierno confirma que no enviará tropas de combate a Malí

El Consejo de Ministros aprueba el envío de un avión de transporte y 50 instructores para adiestrar a las fuerzas del país norteafricano

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El Gobierno hizo oficial ayer tras el Consejo de Ministros lo que el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, venía ya anunciado desde el inicio de la operación militar francesa para proteger el sur de Malí de la ofensiva de las milicias yihadistas que controlan el norte del país: España no enviará fuerzas de combate al país africano.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, confirmó que la contribución española se limitará al despliegue de un avión de transporte Hércules C-130 y alrededor de medio centenar de instructores en el marco de las misiones que Francia -a título individual- y los aliados europeos -en base al mandato de la ONU- han puesto en marcha en el Sahel. Además, el Consejo de Ministros aprobó la apertura del espacio aéreo para los aviones que participen en la operación militar, siempre y cuando no sobrevuelen el territorio nacional con armamento cargado.

Morenés reconoció que el Gobierno galo solicitó ayuda «a algunos socios bilaterales, incluida España», tras las complicaciones surgidas por el avance de las fuerzas vinculadas a Al-Qaida hacia Bamako, capital maliense. A este respecto consideró que el despliegue de medios anunciado ayer cumple con las expectativas de colaboración francesas. Con esta afirmación quiso salir al paso de las informaciones publicadas a lo largo de la semana por los medios del país vecino, en las que se hacía público el supuesto malestar del Gobierno de François Hollande ante la escasa implicación española en un área que también es estratégica para sus intereses nacionales.

No hay malestar en Francia

Morenés explicó que en los últimos días se ha entrevistado en dos ocasiones con su homólogo francés, Jean Yves Le Drian. En ambas ocasiones este le reiteró la gratitud de su país por el respaldo que le está prestando España y negó cualquier tipo de decepción respecto a la ayuda comprometida. Ante las preguntas de los periodistas el ministro insistió en descartar una intervención más activa en el país africano y, sobre un posible cambio de estrategia en caso de recrudecerse el conflicto, se remitió a las declaraciones del presidente Mariano Rajoy a la vuelta de su viaje a Afganistán el pasado diciembre, cuando señaló que el Gobierno «no trabaja en hipótesis».

Por el momento España se aferra al mandato de Naciones Unidas que establece que la liberación del norte de Malí debe correr a cargo de fuerzas africanas. El Hércules que se enviará a la zona tendrá precisamente como cometido el traslado a Malí de los soldados de los países que participen en la operación con el fin de acelerar al máximo su despliegue. En cuanto a la necesidad de adiestrar a las desmoralizadas fuerzas armadas malienses, reconoció que estas «carecen de suficiente eficiencia» para hacer frente a soldados curtidos en las guerras de Libia y Afganistán.

Aunque sin tropas sobre el terreno, el ministro de Defensa defendió que «España tiene la obligación de participar» en esta acción. Justificó esta posición en la cercanía con Malí y en que un auge del yihadismo en este país «podría infectar a Argelia, Marruecos, Mauritania y Níger». «Es una complicación estratégica muy importante», destacó.