«Espero que Dios la perdone, porque yo no lo voy a hacer nunca»
La madre de las gemelas supuestamente robadas por sor María insiste en que la monja intentó que las entregase antes de comunicarle su muerte
MADRID. Actualizado: GuardarLa religiosa María Gómez Valbuena no se presentó ayer en los madrileños Juzgados de Plaza de Castilla, donde estaba citada como imputada por el supuesto robo en 1981 de dos gemelas recién nacidas. En su lugar, su abogado defensor, José María Calero, registró dos certificados médicos para solicitar el aplazamiento de la declaración de sor María por los problemas de salud que padece a sus 87 años.
Ahora, el magistrado que instruye el caso deberá decidir si acude al domicilio de la religiosa para tomarle declaración o bien si la cita para otro día una vez que se encuentre recuperada.
Quien sí acudió a los juzgados fue Purificación Betegón, la madre biológica de las dos gemelas. Visiblemente emocionada y con voz entrecortada, la denunciante pidió que se aclare qué fue lo que ocurrió con sus hijas y saber dónde se encuentran ahora. Betegón tachó de «tomadura de pelo la incomparecencia de sor María», porque, según explicó, una persona no se pone tan enferma de la noche a la mañana. En cualquier caso, Betegón no confía en que la religiosa le ayude a reencontrarse con sus hijas: «Llevo 32 años buscando a mis hijas y sé que ella no me va a dar ninguna pista para encontrarlas». «Espero que Dios la perdone, porque yo no lo voy a hacer nunca», confesó.
Un 'no' por respuesta
La madre llamó en varias ocasiones a las puertas del convento donde reside la imputada con la intención de entrevistarse con ella, aunque siempre recibió un 'no' por respuesta. Por eso, justificó, decidió presentar la denuncia. Según explicó Betegón, cuando nacieron sus hijas sor María la presionó con insistencia para que diera a las niñas en adopción dada su condición de madre soltera y con un hijo anterior, pero ella se negó.
«Como no pudo quitármelas por las buenas, lo hizo por las malas», denunció. La mujer recuerda que, aún ingresada en la clínica Santa Cristina de Madrid, primero le comunicaron la muerte de una de las pequeñas y unos días después la de la otra. También destacó que nunca le mostraron los certificados de defunción ni ningún otro documento que probara el fallecimiento de las recién nacidas. Con el fin de ampliar su declaración, ayer también estaba citada María Luisa Torres, otra madre que acusa a sor María de haberle sustraído en 1982 a su hija, con la que se reencontró 29 años después. Una de las preguntas que se le formuló fue por qué tardó décadas en presentar la denuncia por el supuesto robo del bebé, cuando, según su versión, la propia monja le dijo que se la quitaba por «adultera». «Durante mucho tiempo pensé que si acudía a la Justicia nadie me iba a creer y me iban a tomar por loca», respondió Torres al borde del llanto y tras haber sufrido un ataque de ansiedad ante el juez que obligó a suspender su comparecencia unos minutos.
La religiosa también se encuentra imputada por esta causa aunque en su comparecencia del pasado abril ante el juez Adolfo Carretero se acogió a su derecho a no declarar. Sí rompió su silencio a través de un comunicado enviado a los medios de comunicación, en el que reivindicó su inocencia. «Me repugna en lo más hondo de mi ser, considero inadmisible e injustificable en ninguna circunstancia y jamás he tenido conocimiento de la separación de un recién nacido de su madre biológica, realizada bajo coacciones y amenazas», dijo entonces.