Las bodas no se pierden
2012 no fue sólo el año del Bicentenario, también se invirtió la racha a la baja en el número de enlaces matrimoniales que se producen anualmente
Actualizado: GuardarAunque la sociedad sea más individualista; aunque la época no invita a emprender nuevos proyectos personales o profesionales; a pesar de que jurarse amor eterno parece ser una utopía sólo al alcance en las películas, los enlaces matrimoniales resisten estas vicisitudes y las que le echen encima. El Instituto Nacional de Estadística ha confirmado que el año pasado se casaron más personas que en 2011 y que ese incremento supone invertir una racha descendente, que salvo algún repunte aislado al principio de este siglo, viene produciéndose desde 1980.
La pregunta es obligada cuando se repasa esta estadística, ¿qué mueve a las personas a comprometerse en un juzgado o en la iglesia, a sellar su amor con papeles oficiales? Ahora, que todo cuesta el doble, que cualquier dificultad se observa como una cuesta empinada, el matrimonio también es analizado como una empresa complicada, una inversión inalcanzable sobre todo para aquellos que, además, sueñen con celebrarlo. Sin embargo, nada de esto ha frenado a los contrayentes que el año pasado se dieron el sí quiero.
Puede ser que la tradición pesa, pero también la idea de crear una familia resiste a los tiempos. Al final, afrontar el temporal que nos lleva golpeando desde hace demasiado con alguien al lado, resulta balsámico.
Por eso, que en una ciudad como Cádiz falten espacios para celebrar bodas, más allá de la ceremonia religiosa o civil, es un agujero de oportunidades que alguien debe cubrir. Y el primero que lo haga, como suele ocurrir con los emprendedores, será quien triunfe. Ya hay un grupo de empresarios gaditanos trabajando en este sentido, con el fin de que el dinero que se gastan las parejas fuera de la ciudad, lo dejen aquí.